Como he mencionado tantas veces
en este blog, padezco un trastorno de personalidad, soy borderline. En abril
cumplí 50 años, ya no soy joven y he perdido la voluntad de vivir porque mi
vida hasta cierto punto está arruinada. Pero no totalmente.
Las últimas dos semanas y media,
estuve haciendo traducciones técnicas, pero siendo un free-lance, de repente me
encuentro sin trabajo y no hago nada que no sea estar muchísimas horas en redes
sociales (twitter @oscarmadrid_sl) además de hacer ejercicio. He perdido la
costumbre de leer, en fin.
Parte de la sintomatología del
trastorno borderline es el posible abuso de sustancias tales como alcohol o
drogas ilícitas. Algo muy afortunado es que yo jamás busqué alivio a mi
sufrimiento en abusar del alcohol. Las drogas eran algo absolutamente
prohibido, pero independientemente de eso, siempre tuve conciencia de lo destructivas
que son y de alguna manera, siempre me quise a mí mismo, por lo menos en cierta
medida. Nunca las usé.
A los 16 años, en 1980 vi los
Juegos Olímpicos de Moscú en televisión, mismos que se convirtieron en una gran
inspiración para mí. Recuerdo que una noche me bañé y observé parte de mi
anatomía y me prometí llegar a unos juegos y ser campeón olímpico, ignorando
que eso no era posible. Comencé a correr todas las mañanas y me convertí en un
buen corredor aficionado, práctica que continuaría durante años hasta que las
lesiones por correr en superficies duras me obligaron a abandonar ese deporte. Como
a los 24 años comencé a usar mi bicicleta de 10 velocidades para hacer
condición física y con el paso del tiempo, comencé a salir a carretera y a
hacer amistad con ciclistas y a competir. Me habría gustado ser de alto
rendimiento, pero no tengo las características físicas que se requieren para
eso.
Sin embargo, el deporte ha sido
para mí una fuerte motivación y en la actualidad, estoy retomando el ciclismo,
ese bello deporte. En internet encuentro imágenes que me sirven como motivación
para mantenerme activo. El deporte se convirtió para mí en un mecanismo de
evasión, pero al mismo tiempo me ayudó a llevar una vida sana en lo referente a
mi salud física y contribuyó a reducir el deterioro de mi salud mental.
Gracias a este trabajo de
traductor, he contado con dinero para comprar refacciones y dispositivos para
mi bicicleta, cuadro de aluminio hecho en México, con componentes Shimano y de
otras marcas. A principios de septiembre compré un manubrio nuevo con el poste
y un velocímetro, también llamado cyclocomputer. Este dispositivo electrónico
de alta precisión me ha ayudado a incrementar la duración y la distancia, en
consecuencia a contar con mejor forma física y a perder peso.
Vivo esperando que se acabe mi
existencia, pero el ejercicio aeróbico, específicamente el ciclismo sigue
siendo una gran motivación para mí.