miércoles, 22 de octubre de 2014

Deporte como mecanismo de evasión pero también como salvación, como inspiración

Como he mencionado tantas veces en este blog, padezco un trastorno de personalidad, soy borderline. En abril cumplí 50 años, ya no soy joven y he perdido la voluntad de vivir porque mi vida hasta cierto punto está arruinada. Pero no totalmente.

Las últimas dos semanas y media, estuve haciendo traducciones técnicas, pero siendo un free-lance, de repente me encuentro sin trabajo y no hago nada que no sea estar muchísimas horas en redes sociales (twitter @oscarmadrid_sl) además de hacer ejercicio. He perdido la costumbre de leer, en fin.

Parte de la sintomatología del trastorno borderline es el posible abuso de sustancias tales como alcohol o drogas ilícitas. Algo muy afortunado es que yo jamás busqué alivio a mi sufrimiento en abusar del alcohol. Las drogas eran algo absolutamente prohibido, pero independientemente de eso, siempre tuve conciencia de lo destructivas que son y de alguna manera, siempre me quise a mí mismo, por lo menos en cierta medida. Nunca las usé.

A los 16 años, en 1980 vi los Juegos Olímpicos de Moscú en televisión, mismos que se convirtieron en una gran inspiración para mí. Recuerdo que una noche me bañé y observé parte de mi anatomía y me prometí llegar a unos juegos y ser campeón olímpico, ignorando que eso no era posible. Comencé a correr todas las mañanas y me convertí en un buen corredor aficionado, práctica que continuaría durante años hasta que las lesiones por correr en superficies duras me obligaron a abandonar ese deporte. Como a los 24 años comencé a usar mi bicicleta de 10 velocidades para hacer condición física y con el paso del tiempo, comencé a salir a carretera y a hacer amistad con ciclistas y a competir. Me habría gustado ser de alto rendimiento, pero no tengo las características físicas que se requieren para eso.

Sin embargo, el deporte ha sido para mí una fuerte motivación y en la actualidad, estoy retomando el ciclismo, ese bello deporte. En internet encuentro imágenes que me sirven como motivación para mantenerme activo. El deporte se convirtió para mí en un mecanismo de evasión, pero al mismo tiempo me ayudó a llevar una vida sana en lo referente a mi salud física y contribuyó a reducir el deterioro de mi salud mental.

Gracias a este trabajo de traductor, he contado con dinero para comprar refacciones y dispositivos para mi bicicleta, cuadro de aluminio hecho en México, con componentes Shimano y de otras marcas. A principios de septiembre compré un manubrio nuevo con el poste y un velocímetro, también llamado cyclocomputer. Este dispositivo electrónico de alta precisión me ha ayudado a incrementar la duración y la distancia, en consecuencia a contar con mejor forma física y a perder peso.


Vivo esperando que se acabe mi existencia, pero el ejercicio aeróbico, específicamente el ciclismo sigue siendo una gran motivación para mí.

Mi cuñado Enrique, mantenido, vividor, remedo de padrote

Como uno de los síntomas de mi trastorno de personalidad, tiendo a idealizar a las personas, eso hice con mi hermana Yolanda, cuatro años más joven que yo. Craso error.
                             
Ahora que he tenido dificultades tan serias con ella, me doy cuenta de la clase de persona que en realidad es. En diciembre de 2012, vino de Tepic para radicar en Guadalajara y se trajo a su familia con ella, para que vivieran conmigo en casa de mis padres. A Yolanda le resulta imposible entender que una vez que una persona se casa, se va del hogar paterno para ya no volver. En todo caso, si le dieran la oportunidad de regresar, sería sola, sin cónyuge y sin hijos.

Yolanda trajo a vivir aquí a su esposo y sus dos hijas y no quiso ver el problema gigantesco que era que su esposo Enrique viviera aquí. Pasó la mayor parte del año 2013 sin trabajar e incluso se dedicó a intrigar en contra de mi madre (que es la dueña de esta casa) y en mi contra, también.
 
Yolanda se casó con esta basura hace 21 años, sabiendo que su escolaridad es primaria. 

Mi hermana tiene problemas psicológicos muy graves para haberse casado con semejante pendejo, en lugar de haber contraído nupcias con un profesionista, alguien que estuviera dispuesto a trabajar y a mantener una familia. Se casó con un individuo cuyo narcisismo le hace imaginar que es insoportablemente bello, hermoso, que todas las mujeres del mundo quieren seducirlo. Mi cuñado Enrique se casó para que lo mantuvieran.

Esto no sería de mi incumbencia, si este señor no se hubiera dedicado a atacarme desde que se casó con mi hermana, el 14 de agosto de 1993, día en que mi monstruoso padre cumplió 56 años. Para acabar de completarla, este vividor, mantenido, remedo de padrote vivió en mi casa de diciembre de 2012 a junio de 2014, es decir, casi 18 meses y eso a mí me afectó muchísimo.
 
Ahora mi hermana Yolanda está muy enojada conmigo y su esposo pirujo se dedica a alimentarle ese odio.

Este señor, que dice llamarse Enrique, vino en su infancia con sus padres a mi país con una identidad falsa. No es quien dice ser. Ha vivido con documentos apócrifos, tales como acta de nacimiento, certificado de primaria, CURP, credencial del IFE, RFC, acta de matrimonio, etc.

Si las autoridades de mi país llegaran a descubrir eso, este remedo de padrote iría a parar a la cárcel y cuando cumpliera su condena, sería expulsado del país sin posibilidad de regresar jamás.

No me provoques, jodido sinvergüenza; no seas más pendejo de lo que te hizo Dios.