lunes, 29 de abril de 2013

Gustavo Marín Pérez, perverso de fealdad repulsiva

En algún momento, en el año 1993, con 29 años de edad, decidí buscar atención psiquiátrica porque sospechaba que algo no andaba bien conmigo. Mi realidad seguía siendo anormal pues no trabajaba e incluso había dejado de estudiar como autodidacta y mis únicas ocupaciones eran pasear a mis perros y hacer ejercicio en mi bicicleta.

Gustavo Marín me reconoció a medias, ahora en su consultorio en Lázaro Cárdenas, cerca de la calle Tonatzin y continuamos el tratamiento médico. Seguí tomando antidepresivos y medicamentos que no sé para qué son, como el transmetil y el haldol de canoas. Lo que sí sé, es que no eran los indicados para mi trastorno de personalidad que se componen de un estabilizador del estado de ánimo y un antipsicótico además de un antidepresivo si hace falta. Ese año, en agosto, se casó una de mis hermanas y con motivo de la boda, nos visitó en casa una prima diez años más joven que yo a la que no había visto en muchos años. Su visita me llevó a confesarle a mis padres que había abandonado la universidad (privada) sin haber concluido mi licenciatura, cosa que antes consulté con mi médico psiquiatra.

Mi padre accedió a facilitarme el dinero para concluir mis estudios y en enero de 1994, a tres meses de cumplir 30 años, regresé a las aulas. Los siguientes tres semestres, fueron de fracasos progresivos (al principio no muy evidentes) y en verano de 1995, con 31 años, abandoné por segunda vez mis estudios sin siquiera haber pagado la colegiatura del último semestre.

Le reclamé a este psiquiatra incompetente y él se mostró muy interesado en seguirme tratando. Para ese entonces, ya había tenido serios problemas con él por informaciones falsas que había dado a mi madre y actitudes absolutamente reprobables en un psiquiatra. En julio de ese año, comencé a ver a otro médico psiquiatra, Flavio Miramontes Montoya y la misma semana que lo vi por primera vez, sufrí un accidente en la bicicleta y me rompí la clavícula por segunda vez.

La atención de Flavio Miramontes no me resultaba satisfactoria y en octubre acudí otra vez a Marín una tarde de viernes, con ideas suicidas y desesperado por un asunto romántico con una paciente de él. Gustavo Marín me dejó irme a mi casa en un estado lamentable y la siguiente semana acudí con mi madre a su consultorio a reclamarle. Después de unos veinte minutos de discutir con este individuo horrendo, salí del consultorio y me fui, cometiendo el grave error de dejar a mi madre con él. Gustavo Marín Pérez, le dijo a mi madre que yo tenía intenciones de atacar físicamente y asesinar a un vecino con el que había tenido problemas (la verdad es que yo no tenía ni siquiera intenciones de agarrarme a golpes con él y soy el tipo de personas que solamente mata moscas y cucarachas), y que ella iba a ser responsable penalmente cuando eso ocurriera.

En Gustavo Marín Pérez, el psiquiatra horrendo, afloró entonces su perversidad y le dio a mi mamá un papel en el que afirmaba que yo padecía una psicosis que me convertía en un individuo peligroso para que me internara en el psiquiátrico de San Juan de Dios en Zapopan, a donde él iría a medicarme. Por supuesto, mi mamá no le hizo caso y cambié de médico psiquiatra.

No me parece descabellado imaginar que Gustavo Marín Pérez me quería inerme como paciente, para someterme a su maldad y a su perversidad como un paciente atendido por un individuo perverso y maldito.

Me parece que este señor es una amenaza y sus problemas psicológicos causados por su fealdad no justifican que intente ocasionar daños irreparables a sus pacientes.

7 comentarios:

  1. Hola, yo fui recientemente a ver a ese médico, ya que creo padecer algún tipo de trastorno. Solamente me dio medicamentos para estar tranquila, pues me dijo que no padezco nada. Pero según lo que leí, creo que puedo padecer el Trastorno límite de personalidad.

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  2. Nery, es indispensable que busques otro médico, si tienes TLP vas a necesitar terapia con medicamentos y terapia psicológica y el señor Marín no te va a servir para nada. Te recomiendo que leas el libro "get me out of here, my recovery from borderline personality disorder," de Rachel Reiland. Saludos.

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  3. Hola Oscar, tengo 2 años con ese doctor y no me ayuda con mi problema... Tú podrías indicarme qué doctor te ayudó a ti a salir adelante? Muchas gracias y un saludo.

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  4. Hola Oscar, hace mucho que no visitaba tu blog. Me gustaría preguntarte si el trastorno limítrofe está siempre presente, o se manifiesta solo en temporadas. Ya que por ahora vivo sola con mi bebé, y me siento mucho más tranquila. Pero en unos meses más tendré que vivir de nuevo acompañada, de nuevo vendrán mis problemas, y siento que otra vez me voy a sentir igual. No he vuelto a tomar las medicinas que me recetó Marín, pues me provocan mucho sueño, y no puedo darme el lujo de dormir todo el día, pues debo atender a mi bebé, y muchas responsabilidades más.

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    1. Hola, Nery. Primero que nada discúlpame por responderte hasta ahora, no había visto tu comentario.
      El TLP está siempre presente, pero no los síntomas. Estos dependen de las circunstancias en buena medida; si tus condiciones son favorables, los síntomas pueden estar ausentes mucho tiempo, si tus condiciones son desfavorables, los síntomas pueden aparecer y hacer de tu vida una pesadilla.
      Te recomiendo que busques ayuda psiquiátrica aún si estás asintomática, es mejor prevenir.
      Cuando quieras comunicarte conmigo, por favor escríbeme a snoringleopard@gmail.com
      Te deseo lo mejor y quedo a tus órdenes.

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    2. Que tal Oscar, Tengo programada mi primer cita con el Dr. Gustavo Marín para el 27 de Enero 2020, para mi hijo, y estoy sorprendido y preocupado con la experiencia que viviste con este Dr. y estoy por cancelar la consulta.

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  5. Ojalá la hayas cancelado y encuentres otro psiquiatra. Mis mejores deseos.

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