Esfuerzo considerable
con mi bicicleta de cuadro de aluminio marca Alu Bike, que me obsequió mi madre
—con el producto de su esfuerzo (trabajo) en una tienda de conveniencia cuando
se acercaba a 59 años de edad. Ella trabajaba 48 horas por semana, por una
remuneración muy baja y me dio el dinero para que comprara ese cuadro pesado
(por ello económico) y pudiera volver a practicar mi deporte.
Eso ocurrió en
noviembre de 2000, época en que la mujer más hermosa del mundo (Celia, la bella
psicoanalista) cumplió 16 años de edad. En los años que siguieron, trabajé en
dos maquiladoras del ramo electrónico y una del ramo metal-mecánico. Durante
ese tiempo me ejercité usando esa bicicleta, esperando que al alcanzar una
cifra múltiplo de 10 mil kilómetros (distancia total), obtendría un empleo con
una remuneración justa.
Al volver a usar
Alu Bike, cierro trayectorias del tipo que caracteriza el movimiento que
gobierna el Cosmos mientras pedaleo generando rotación solamente, o una
combinación de rotación y traslación.
Noviembre de 2000
a octubre de 2016, usé esa bicicleta de aluminio muy pesada, marca Alu Bike, de
forma discontinua.
Seis meses después
de comprar la bicicleta de aluminio marca Cannondale, en octubre de 2016, me
rompí la clavícula, resultado de un estrellón con un peatón imbécil que se bajó
de la banqueta metido en su Smartphone. Incapacidad de seis semanas; al
regresar, soy objeto de acoso laboral que duraría cuatro años y en agosto de
2021 sería despedido y se consumaría una enorme injusticia.
Se cierran
trayectorias → justicia → limpieza → mueren canallas → la vida devuelve a quien
fue agredido lo que otros le quitaron.
Mi padre se
auto-aniquiló. Años más tarde, el hijo de puta se lleva consigo a quienes se
sumaron a su labor destructiva, sus intentos por orillarme al suicidio. Entre
ellos figuran esposos de mis hermanas; psiquiatra aborigen horrendo, inferior;
megalómano patético que se casó con una mujer que autóctona, inculta,
analfabeta que parece su sirvienta; el psicópata que me acosó laboralmente y a
la delincuente que lo había convertido en un intocable y tenía secuestrada la
empresa farmacéutica donde laborábamos. Una porquería.
Se hará justicia.
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