viernes, 22 de septiembre de 2017

I think I'm paranoid


De pronto descubro que mi problema de salud mental más severo, más que el trastorno límite de la personalidad, pudiera ser la paranoia.

Salí de la cama unos minutos antes de las seis y como acostumbro, saqué a mis mascotas hacia el frente de la casa, para que tomaran agua e hicieran sus necesidades. Después de tomarme mi café y comer mi avena con pasas, mi desayuno cotidiano, subí a bañarme y antes de meterme a la regadera bajé a meter a mis perritas de nuevo a la casa porque estaban ladrando demasiado. Al abrir la puerta, vi un individuo del otro lado de la calle vistiendo ropas de trabajo con reflejantes, un chaleco, casco y un equipo de medición en una mano y pensé en la posibilidad de que fuera alguien del sistema de agua.

Me preocupó esto porque ayer por la tarde, casi noche, al llegar a casa subí a la azotea a desaguarla con una manguera porque se encontraba encharcada. El agua comenzó a caer hacia el frente de la casa, como ha sucedido antes en varias ocasiones, y no falta gente tonta y metiche que piensa que estamos tirando agua de la red cuando en realidad se trata de agua de lluvia que no baja por la tubería porque tenemos un drenaje tapado.

Así, mientras me bañaba, pensé en la posibilidad de que algún vecino, o alguien que hubiera ido pasando la tarde-noche anterior, hubiera reportado un tiradero de agua y del sistema de agua potable y alcantarillado hubieran enviado a alguien para después aplicarnos una sanción.

Luego me pongo a pensar en que si alguien reportara algo, la posibilidad de que le hicieran caso sería como de una en diez mil, siendo muy optimista. Y si sucediera eso, no enviarían a un empleado al amanecer, cuando ni siquiera ha comenzado a clarear. Y si esto hubiera sucedido, ¿qué evidencia habría encontrado? Todavía más, si llegara un inspector, podríamos invitarlo a subir a la azotea y ver la evidencia de que el desagüe está inhabilitado.

No obstante, el malestar y la obsesión ocuparon mucho de mi tiempo, y esto es solo un ejemplo de lo difícil que es mi vida cotidiana.

Continuando con la idea inicial, busco un poco de información sobre paranoia en internet y encuentro que la mayoría de los individuos con esta patología, cuando es grave, son solteros y no tienen vida social; son personas solitarias. Sobra decir que es mi caso.

Al mismo tiempo, mis trenes de pensamiento son enloquecedoramente repetitivos. Paso muchísimo tiempo reviviendo situaciones frustrantes sea que hayan sucedido hace unos días, hace meses, en años recientes, o hace décadas. Paralelamente, imagino qué pude haber hecho, o qué pudo haber sucedido para que se desarrollaran de otra manera, todo lo cual resulta inútil y estéril, excepto si lo pusiera por escrito como un ejercicio de redacción para más tarde convertirlo en un relato de ficción, algo que tengo en mente como un proyecto, pero que simple y sencillamente no hago.

Si tengo razón en mi hipótesis, la pregunta sería ¿cómo abordar el problema? ¿Habría que buscar una terapia específica? ¿Involucraría el uso de medicamentos, además de los que ya tomo?

El día de hoy no estoy muy ocupado en mi trabajo y puedo hacer una búsqueda de información en internet. Espero que sea de provecho.

jueves, 21 de septiembre de 2017

El destino trágico, implacable, que surge de un árbol genealógico poseído


Hacer acto de presencia y cometer una bajeza, pegar a traición. Después retirarse, dejando un escenario de dolor y sufrimiento y avanzar por la vida en el acontecer cotidiano con la frente en alto, como si no hubieras hecho nada.

Pasan los años y no tienes la menor conciencia de lo que hiciste…

Y no sabes lo equivocado que estás, porque no estás a salvo. Vas a pagar por lo que hiciste.

Tenemos antepasados comunes y en ese árbol genealógico han anidado monstruos. Uno de los más representativos fue ese anciano de nombre Enrique, el gusano insignificante que tuvo hijos para obsequiarles una vida de pobreza, privaciones, sufrimiento, injusticia y dolor, que a varios de ellos los llevó a terminar con sus vidas. Si bien favoreció a otros, nadie escapó a un destino trágico y todos terminaron arruinados.

Otro monstruo fue Rafael, nuestro padre, que en poco más de tres meses cumplirá diez años de haber fallecido. Su perversidad no conocía límites y vivió y murió en una impunidad casi absoluta. Lo más terrible en lo que tiene que ver conmigo es que él decretó que todos los integrantes de mi familia me odiaran y me culparan de nuestros problemas, y todos le obedecieron. Y cuando murió nada cambió. Todos los miembros de mi familia (excepto mi hermana Verónica, que había muerto el año anterior), tomaron la estafeta y continuaron la labor, haciéndome responsable de todas las calamidades ocurridas y de toda la adversidad que pudiera presentarse.

Y mis hermanas vivas, Mónica y Yolanda tienen comunicación, si bien su relación es difícil. Ninguna de las dos tiene ningún tipo de relación conmigo, las dos me odian, obedeciendo a nuestro padre. Para ambas, yo soy el miembro terrible de la familia, el causante de todo el dolor, la desgracia, el sufrimiento y la catástrofe, algo absolutamente falso e inmerecido.

Lo que no saben este par de marionetas de un ente maligno que gobierna un árbol genealógico poseído, es que comportándose así, están transmitiendo la destructividad y el destino trágico a su descendencia. Los dos hijos varones de Mónica, y las dos hijas hembras de Yolanda, más el hijo varón que ha criado como suyo, serán golpeados por un destino cruel e implacable y no habrá manera de evitarlo.

Si no lo creen, que traten de explicar lo que le sucedió a aquella hermana de nuestra madre que “inexplicablemente” se quitó la vida en los últimos días de septiembre de 2014, hace casi tres años.

Jueves 21 de septiembre, después de la consulta en psiquiatría


El día de ayer, miércoles 20 de septiembre fue un día con bastante actividad que tomé como descanso en el trabajo, esto es un día de vacaciones. El lunes anterior (18 de septiembre) había comprado un colchón para mi madre en un almacén muy conocido, bastante popular, que fue entregado ayer cuando iba saliendo de casa para dirigirme a la institución pública donde me atienden en psiquiatría.

Llegué puntualmente, pero tuve que esperar una hora para que me atendieran, algo que no es raro cuando se recibe atención en una institución pública. De todos modos, esta fue muy buena. Le hablé a la joven que me atiende, de nombre Edith, residente de psiquiatría, de los problemas que he tenido en el trabajo, principalmente con la señora de edad avanzada que llegó a la empresa cuando yo regresaba de mi incapacidad a mediados de junio pasado, y el compañero alimaña que se comporta como un marica haciendo correr chismes e intrigas.

Edith puso mucho énfasis en lo importante que es ver los problemas en su justa perspectiva. Esas personas (y otras) no deben adquirir dimensiones mayores de las que les corresponden, ni deben hacerme gastar enormes cantidades de energía psíquica.

También hablamos del resentimiento con el que vivo, y que mucho va dirigido contra mi madre por haberle permitido a mi padre que me agrediera tanto; de hecho omití la parte que tiene que ver con lo que sucedió a mediados de 1998 cuando me fui a Tijuana a buscar empleo, pero no olvidé mencionar que mi padre tuvo tres hijos fuera del matrimonio y la furia y el dolor que eso le provocó a mi madre, la pagué yo, no él.

Antes de entrar a consulta, mi madre me avisó vía Whatsapp que habían llegado mis shorts de ciclismo marca Trek (dos juegos), comprados en ebay a un precio muy reducido, una verdadera ganga. Al llegar a casa (bastante tarde), después de almorzar, reanudé mi tarea de lavar mi ropa en el lavadero para después subir a dormir la siesta y más tarde ejercitarme en mi bicicleta de carreras, sobre rodillos, usando mis nuevas prendas recién llegadas del continente asiático. Tenía intenciones de sacar a pasear a mis mascotas, pero debido a la lluvia, no pude hacerlo.

Hoy jueves, he encontrado situaciones un tanto difíciles en la oficina, pero empiezo a repetirme a mí mismo que ninguna persona, lo que se llama NINGUNA debe ser tan importante. Una compañera con la que he tenido muy buena relación personal pareció molestarse conmigo el martes pasado. Si así sucedió y se aleja de mí por un tiempo o definitivamente, no deberé darle más importancia de la que merece.

A partir de hoy, vuelvo a tomar el antidepresivo, la fluoxetina, sólo que ahora 40 mg en lugar de 20.

Es hora de aprender cómo adaptarme al mundo en que vivo.

sábado, 16 de septiembre de 2017

Mis niveles de enegía parecen volver a la normalidad


Finalmente volví a salir en mi bicicleta de carreras Cannondale, comprada el último sábado de octubre de 2016 (usada) a mi amigo Hugo, hijo de Pancho, a quien le compré otra bicicleta profesional de esa misma marca, 23 años antes.

No había usado mi bicicleta de carreras más que en los rodillos desde aquel fatídico sábado 6 de mayo del presente año en que circulando por Paseo de la Cañada me estrellé con un estúpido peatón que se bajó de la banqueta como si se hallara caminando por la sala de su casa, colisión de la que salí con la clavícula fracturada.

La noche del viernes había salido con mis perritas Clara y Chora a hacer un largo recorrido por la noche, de dos horas de duración. No sé si tres semanas antes o más, había dejado de tomar el antidepresivo (fluoxetina) y como secuelas del retiro súbito padecí un cansancio crónico tremendo – principalmente muscular, que había atribuido erróneamente a los rodillos que había comprado en abril pasado, con un diámetro de los cilindros menor ––, a un incremento en la necesidad de horas de descanso, lo cual pareció disminuir la duración del día, y no menos importante, una irritabilidad muy acusada y un sufrimiento psíquico muy intenso.

De pronto, esto parece disminuir y el final parece estar a tiro de piedra. Comienzo a hacer mejor uso del tiempo, por ejemplo leyendo en el trayecto de la casa al trabajo y de regreso (The Handmaid’s Tale de Margaret Atwood, en este momento), y de pronto me atrevo a salir de casa otra vez en mi maravillosa máquina de dos ruedas.

Mientras caminaba con mis mascotas, escuchaba un programa de radio conducido por Mariana Hernández (Qué hacer, en Imagen) y al mismo tiempo pensaba en mis modestas dotes para la escritura y en mi mente enferma, en la tremenda obsesividad con que vivo y en que podría escribir sobre los temas que mantienen mi mente ocupada y darle forma para componer relatos de ficción, no perdería nada con intentarlo.

Pensé también en lo próxima que está la fecha 18 de septiembre, que el año pasado fue domingo, en que llamé a la casa de esa familia Mendoza Bonilla y me contestó Paco, mi tío político y me agredió de una manera artera e injustificada, haciendo un papel lamentable casi dos años después de haberse quedado viudo tras la trágica muerte de su esposa, mi tía Susana, hermana de mi madre. La idea que se me vino a la mente fue enriquecer ese otro blog www.elesposodemihermana.blogspot.com con ideas sobre esas personas que componen esa familia Mendoza Bonilla y sus alianzas con mi hermana Yolanda y mi difunto padre infame.

A este respecto permanezco indeciso, pues no me resulta fácil hacerle daño a mi hermana Yolanda aun sabiendo que ella no se tocó el corazón para atacarme y pegarme donde más me duele.

Como quiera que sea, mi situación parece estar mejorando y el final de este año será muy satisfactorio y traerá consigo mucho bienestar.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

A tragic death of one who was left behind


And for those who began their march too late or have fallen behind because of weakness of hunger, hope of survival is now remote.

The lone penguin has no chance against the winter’s cold. He will simply fade away, absorbed by the great whiteness all around him.

martes, 5 de septiembre de 2017

Salir del aislamiento, buscar amistad o algo más


Las últimas semanas han sido especialmente difíciles, sobre todo por el tipo de situaciones que se han dado en el trabajo, que inciden en la otra área de mi vida: mi familia, que se compone exclusivamente por mi madre. La verdad es que ella la ha pasado muy mal, porque mi frustración se convierte en violencia verbal y no puedo evitar reclamarle su responsabilidad en el desastre que vivo y que hace mi existencia tan dolorosa.

Mientras trabajo, ingreso esporádicamente en mis diferentes cuentas de correo electrónico (dos) y encuentro otra vez una red social para relacionarse con otras personas, sobre todo del sexo opuesto con intención de desarrollar relaciones de pareja. Hay un detalle, su uso no es gratuito. Pasan muchos días y pienso en la posibilidad de pagar un mes de suscripción, pero me mantengo en la indecisión y no lo hago.

En el trabajo me encuentro muy cerca de dos personas a las que detesto por sus terribles características (las he mencionado en entradas recientes en este blog), y otro compañero, un poco más lejos, también me revuelve el estómago.

El fin de semana pasado tuve fuertes discusiones con mi madre, en parte por tontería de ella, y en parte por mi incapacidad para reconocer que por su edad avanzada, mi madre ha perdido facultades cognitivas. Todo viene a desembocar en un nivel de estrés muy alto e incluso he maltratado a mis mascotas, a mis perritas Chora y Clara.

El día de hoy transcurrió así, hasta que en un momento dado, cerca de la una de la tarde (cuando yo llevaba trabajando unas cuatro horas y media) se me ocurrió que mucho de mi problema tiene que ver con mi soledad, con mi carencia de un círculo social, de amistades y sobre todo de una pareja. Entonces abro esa cuenta de correo electrónico y le echo un ojo a esa red social. La mensualidad cuesta un poco más de 100 pesos. ¿No valdría la pena hacer ese pequeño gasto e intentar salir de mi aislamiento? Tal vez una relación con una dama, así fuera un poco lejana (como la tuve en 2015 durante algunos meses con Karenn Kiowa, una dama que conocí en twitter), pudiera constituir una fuerte motivación y se llevaría mucho del dolor cotidiano con el que vivo.

De pronto pienso en Laura y me doy cuenta de que con ella no era posible tener una relación de amistad, pues no tenía tiempo para mí y el interés no era mutuo. Es triste darme cuenta de que yo no representaba nada para ella.

Al mismo tiempo, sentirme mejor anímicamente alivia en gran medida el cansancio físico tan acusado que sentía. El cansancio muscular resultaba doloroso y en este momento ya no lo siento. He pensado que tal vez debería llegar a casa y llevarme a pasear a mis perritas en lugar de llegar a pedalear en mi bicicleta de carreras, y seguir levantándome a las cinco de la mañana, pero en lugar de salir de casa con mis mascotas, hacer ejercicio a esa hora.

Habría que reconsiderar el efecto de las acciones de las malas personas que tengo a mi alrededor en la oficina, muy cerca de mí. Las habladurías que promueve el alfeñique feminoide petimetre podrían tener consecuencias muy limitadas y de duración muy corta. Después de un tiempo, las personas que lo hayan escuchado se darán cuenta de la clase de persona que es y de lo que pueden esperar de él. Respecto a la tipa, su aspecto dice mucho sobre ella y es la clase de persona que no necesita enemigos.

Es posible que la mejor terapia sea aprender a relacionarme de una manera positiva con otras personas.