jueves, 21 de septiembre de 2017

Jueves 21 de septiembre, después de la consulta en psiquiatría


El día de ayer, miércoles 20 de septiembre fue un día con bastante actividad que tomé como descanso en el trabajo, esto es un día de vacaciones. El lunes anterior (18 de septiembre) había comprado un colchón para mi madre en un almacén muy conocido, bastante popular, que fue entregado ayer cuando iba saliendo de casa para dirigirme a la institución pública donde me atienden en psiquiatría.

Llegué puntualmente, pero tuve que esperar una hora para que me atendieran, algo que no es raro cuando se recibe atención en una institución pública. De todos modos, esta fue muy buena. Le hablé a la joven que me atiende, de nombre Edith, residente de psiquiatría, de los problemas que he tenido en el trabajo, principalmente con la señora de edad avanzada que llegó a la empresa cuando yo regresaba de mi incapacidad a mediados de junio pasado, y el compañero alimaña que se comporta como un marica haciendo correr chismes e intrigas.

Edith puso mucho énfasis en lo importante que es ver los problemas en su justa perspectiva. Esas personas (y otras) no deben adquirir dimensiones mayores de las que les corresponden, ni deben hacerme gastar enormes cantidades de energía psíquica.

También hablamos del resentimiento con el que vivo, y que mucho va dirigido contra mi madre por haberle permitido a mi padre que me agrediera tanto; de hecho omití la parte que tiene que ver con lo que sucedió a mediados de 1998 cuando me fui a Tijuana a buscar empleo, pero no olvidé mencionar que mi padre tuvo tres hijos fuera del matrimonio y la furia y el dolor que eso le provocó a mi madre, la pagué yo, no él.

Antes de entrar a consulta, mi madre me avisó vía Whatsapp que habían llegado mis shorts de ciclismo marca Trek (dos juegos), comprados en ebay a un precio muy reducido, una verdadera ganga. Al llegar a casa (bastante tarde), después de almorzar, reanudé mi tarea de lavar mi ropa en el lavadero para después subir a dormir la siesta y más tarde ejercitarme en mi bicicleta de carreras, sobre rodillos, usando mis nuevas prendas recién llegadas del continente asiático. Tenía intenciones de sacar a pasear a mis mascotas, pero debido a la lluvia, no pude hacerlo.

Hoy jueves, he encontrado situaciones un tanto difíciles en la oficina, pero empiezo a repetirme a mí mismo que ninguna persona, lo que se llama NINGUNA debe ser tan importante. Una compañera con la que he tenido muy buena relación personal pareció molestarse conmigo el martes pasado. Si así sucedió y se aleja de mí por un tiempo o definitivamente, no deberé darle más importancia de la que merece.

A partir de hoy, vuelvo a tomar el antidepresivo, la fluoxetina, sólo que ahora 40 mg en lugar de 20.

Es hora de aprender cómo adaptarme al mundo en que vivo.

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