jueves, 21 de septiembre de 2017

El destino trágico, implacable, que surge de un árbol genealógico poseído


Hacer acto de presencia y cometer una bajeza, pegar a traición. Después retirarse, dejando un escenario de dolor y sufrimiento y avanzar por la vida en el acontecer cotidiano con la frente en alto, como si no hubieras hecho nada.

Pasan los años y no tienes la menor conciencia de lo que hiciste…

Y no sabes lo equivocado que estás, porque no estás a salvo. Vas a pagar por lo que hiciste.

Tenemos antepasados comunes y en ese árbol genealógico han anidado monstruos. Uno de los más representativos fue ese anciano de nombre Enrique, el gusano insignificante que tuvo hijos para obsequiarles una vida de pobreza, privaciones, sufrimiento, injusticia y dolor, que a varios de ellos los llevó a terminar con sus vidas. Si bien favoreció a otros, nadie escapó a un destino trágico y todos terminaron arruinados.

Otro monstruo fue Rafael, nuestro padre, que en poco más de tres meses cumplirá diez años de haber fallecido. Su perversidad no conocía límites y vivió y murió en una impunidad casi absoluta. Lo más terrible en lo que tiene que ver conmigo es que él decretó que todos los integrantes de mi familia me odiaran y me culparan de nuestros problemas, y todos le obedecieron. Y cuando murió nada cambió. Todos los miembros de mi familia (excepto mi hermana Verónica, que había muerto el año anterior), tomaron la estafeta y continuaron la labor, haciéndome responsable de todas las calamidades ocurridas y de toda la adversidad que pudiera presentarse.

Y mis hermanas vivas, Mónica y Yolanda tienen comunicación, si bien su relación es difícil. Ninguna de las dos tiene ningún tipo de relación conmigo, las dos me odian, obedeciendo a nuestro padre. Para ambas, yo soy el miembro terrible de la familia, el causante de todo el dolor, la desgracia, el sufrimiento y la catástrofe, algo absolutamente falso e inmerecido.

Lo que no saben este par de marionetas de un ente maligno que gobierna un árbol genealógico poseído, es que comportándose así, están transmitiendo la destructividad y el destino trágico a su descendencia. Los dos hijos varones de Mónica, y las dos hijas hembras de Yolanda, más el hijo varón que ha criado como suyo, serán golpeados por un destino cruel e implacable y no habrá manera de evitarlo.

Si no lo creen, que traten de explicar lo que le sucedió a aquella hermana de nuestra madre que “inexplicablemente” se quitó la vida en los últimos días de septiembre de 2014, hace casi tres años.

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