martes, 19 de enero de 2016

Psicóloga Delia Algarín en Cruz Verde Las Águilas, Zapopan, Jalisco



Durante el año 2015 me atendieron en psicología en Cruz Verde Las Águilas en esa Unidad Administrativa varias psicólogas, la primera Sayroli, que venía atendiéndome desde septiembre de 2014 con quien no pude seguir debido a mi horario de trabajo, que me obligó a conseguir la atención en fin de semana, ahora con la psicóloga Delia Algarín.

En el transcurso de nuestras citas, Delia y yo nos entendimos muy bien, inmediatamente me causó muy buena impresión porque parecía competente, amable y empática. Unas semanas después de que comenzó a atenderme, se ausentó por vacaciones o algo así y tomó su lugar Laura Navarro, otra psicóloga con quien yo ya había hablado muchas horas por teléfono entre diciembre de 2007 y abril de 2009, mientras ella estuvo en el Centro de Intervención en Crisis de SALME. Laura me atendió en Cruz Verde Las Águilas en dos ocasiones y pasó tiempo antes de que retomara la atención con Delia. En octubre Delia me ofreció que comenzara a atenderme otra psicóloga, Laura Atilano debido a que sería más conveniente para mí porque Laura se hallaba cada fin de semana, a diferencia de Delia que acudía cada dos fines de semana; así la atención sería más frecuente.

Laura Atilano tuvo que ausentarse a finales del año porque había dejado pendientes asuntos en relación con su servicio social en el Hospital Civil Fray Antonio Alcalde y necesitaba ponerse al corriente. Por esa razón me apuntó cita con Delia para el sábado 5 de diciembre, y el viernes 4, recibí una serie de mensajes de texto en mi celular en el que alguien me comunicaba que había habido un error al asignárseme cita, pues no había lugar. Yo no sabía a quién pertenecía ese número y le pregunté por what’s up, ¿eres Delia? Sin leer el mensaje, la usuaria del teléfono me bloqueó en ese chat y entonces le envié un mensaje de texto preguntándome por qué me había bloqueado. Inmediatamente recibí otra serie de mensajes en el que esta señora se dirigía a mí hablándome de usted (algo que nunca había hecho, siempre me había hablado de tú) y muy digna me aclaraba que me estaba teniendo la atención de avisarme para que no tuviera que dar la vuelta en balde pues ella tendría que regresarme a mi casa sin atenderme. Me dijo además que se reservaba el derecho a decidir con quién usar su línea particular y con quién no.

Lo que me llamó mucho la atención fue ese tono de molestia y su actitud defensiva, como si al preguntarle por qué me había bloqueado en what’s up le hubiera faltado al respeto. De hecho, lo que hizo esta señora al bloquearme fue una agresión. Si no quería que tuviera su número, no debió usarlo para enviarme mensajes de texto. Además, al avisarme no me estaba teniendo ninguna atención, era su obligación, más aun tomando en cuenta que al asignarme cita para ese día, Laura Atilano no cometió ningún error, sino que Delia me quitó mi lugar para dárselo a otra persona.

Hay que ver lo que es capaz de hacer esta señora.

Me molesté mucho por el proceder de esta mujer mentirosa y deshonesta y le envié mensajes ofensivos, cosa de lo que no me arrepiento en lo más absoluto. Le dije entre otras cosas que era una enferma mental (cosa que en realidad no es una ofensa pues yo también lo soy) y que es la verdad, pues cuando la conocí ella me dijo que padecía un trastorno, aunque no me especificó cuál ni de qué tipo.

Días después me desbloqueó en what’s up y me envió un mensaje de voz de cuatro minutos, en el que me decía tontería y media y me amenazaba con ir a levantar una denuncia por acoso. Entre otras cosas me decía que mi “cabecita que está un poco enferma, cosa que no es ninguna mentira”… olvidando que su cabecita también está un poco enferma y eso tampoco es ninguna mentira, y mencionando a Sayroli y a las “dos Lauras”. Me pedía además que dejara de estar molestando a sus compañeras, cosa que si estaba ocurriendo le hubiera tocado decirlo a ellas, pues hasta donde yo sé, en ningún momento la nombraron su vocera para que hablara a su nombre. Tengo grabado el mensaje de voz con el montón de tonterías que dijo esta señora y el despliegue que hizo de deshonestidad y falta de vergüenza.

Semanas después, hablé con Lupita (Delia se había referido a ella diciendo: yo no soy amiga de nadie, le comuniqué esta situación a Lupita, que es mi jefa) y ésta (Guadalupe Rodríguez Díaz, jefa del área de psicología en los centros de intervención en crisis de Cruz Verde en Zapopan) me comentó que Delia había hablado con ella respecto a su conflicto conmigo y le había dicho que tuvo que quitarme mi cita debido a una situación de emergencia, que se había presentado el caso de un usuario con ideación suicida.

Fue fácil darme cuenta de lo que había pasado (como menciono en un párrafo anterior) que Delia me había quitado mi cita para darle espacio a otro usuario. Si se iba a presentar una situación de emergencia, un usuario con ideación suicida, Delia debió tener una bola de cristal para haberse enterado el viernes por la tarde, siendo que la situación se iba a dar el sábado a las 16:00 horas.

Además de ser una mentirosa y una persona deshonesta, la psicóloga Delia Margarita Algarín Chávez no tiene ni siquiera inteligencia para mentir. Se había expresado mal conmigo de Lupita Rodríguez y la razón de ello fue que esta última no le ha dado planta o base.

Como individuo que padece una patología grave, sé que el proceder de una persona como Delia no puede adjudicarse a su trastorno mental, sino a una mentalidad en la que predomina la mala voluntad y el uso de la falsedad como su estilo personal para ir por la vida.

Espero Delia no obtenga empleo de planta y mucho menos base, pues es la clase de persona que no necesitamos en el servicio público.

No hay comentarios:

Publicar un comentario