martes, 28 de junio de 2016

28 de junio, fecha significativa


Hace ocho años, sábado 28 de junio de 2008 llamé a casa de Marcela, la psicóloga delincuente del Centro de Intervención en Crisis de SALME para pedirle por última vez que no me dejara solo. Durante meses ella y yo habíamos sido amantes vía telefónica, situación que terminó en mayo cuando Marcela se incapacitó por haberse fracturado un dedo de un pie. Esta psicóloga regresó a su empleo el primer lunes de junio y dio por terminada su “relación terapéutica” conmigo, pasando por alto que en realidad no había sido tal cosa, pues ella se había involucrado sentimentalmente conmigo, violando la ética, las reglas y faltando a sus votos matrimoniales.

Cuando esta mujer inmoral —en aquel entonces de 33 años— escuchó mi voz, colgó el teléfono y ya no volvió a contestar; eran aproximadamente las nueve de la mañana.

Tres horas más tarde sonó mi celular y al contestar una voz masculina preguntó: ¿quién habla? Cuando le dije mi nombre exclamó: “habla el esposo de Marcela, la vuelves a buscar y te voy a ir a parar una chinga, ¿me entendiste?, ¿me entendiste?”

Así, Marcela se había involucrado con un usuario faltando no nada más a las reglas y a la ética, sino también a la fidelidad para después involucrar en un delito a su esposo (amenazas), poniéndole además una cornamenta de media tonelada.

Bueno, todo eso ya es historia.

Años más tarde supe la fecha de nacimiento de David Iturbe Gutiérrez, el infame ingeniero en electrónica del Iteso que actualmente trabaja en Indianapolis para la empresa Technicolor, el traidor que me pegó por la espalda en enero de 1998 y el cobarde más grande que he conocido en toda mi vida.

Hace menos de un año supe la fecha de nacimiento de Eduardo Valle Ochoa, médico psiquiatra, que en la época en que Marcela estuvo en el Centro de Intervención en Crisis de SALME, fue director del Centro de Atención Integral en Salud Mental (Caisame) estancia breve. Este pedazo de pendejo tuvo un enfrentamiento conmigo la mañana del jueves 19 de junio de 2008 en su oficina, arrojándome una receta que me había dado en la madrugada una pasante de psiquiatría exclamando: ¡esto no te va a servir para nada! Yo no me inmuté y tranquilamente le pregunté si él era el dueño del hospital. Cuando se dio cuenta de que no estaba tratando con un tonto ni con un ignorante, se acobardó y trató de componerla, pero ya era demasiado tarde.

Cuando este pedazo de pendejo era director de Caisame estancia breve, Daniel Ojeda Torres, otro médico psiquiatra, era director de SALME. Eduardo Valle Ochoa quiso quedar en el puesto cuando Daniel dejó de ser director de SALME, pero no se le hizo, cosa muy afortunada porque si hizo tan mal papel como director de Caisame estancia breve, es lógico pensar que como director de SALME no iba a servir para nada.

El lunes 30 de junio de 2008 informé a las autoridades de SALME vía telefónica y vía e-mail sobre las actividades de la psicóloga Marcela (que en aquel entonces estaba estudiando una maestría en salud pública) y el par de incompetentes Eduardo Valle Ochoa y Daniel Ojeda Torres fallaron miserablemente al no castigar como procedería a la psicóloga delincuente desvergonzada y adúltera. Eduardo Valle es un pendejo bueno para nada y Daniel Ojeda no es mucho mejor que él, a este último debería darle vergüenza estar tan alto y ser tan pusilánime y tan cobarde.

En fin, deseo que Eduardo Valle (que hoy cumple 60 años) y David Iturbe (que hoy cumple 51) pasen un cumpleaños triste, pero las cosas no son como uno quiere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario