lunes, 6 de enero de 2014

Otro intento, ahora como operador, experiencia terrible


En mayo de 2003, llegó a su fin tras siete años, mi relación tormentosa con Rocío. En diciembre de ese año, decidí ingresar en la maquiladora electrónica como operador (obrero) para una vez dentro, informarle a mis empleadores de mi escolaridad y mi dominio del idioma inglés. Quien me haga el favor de leer este blog, podrá imaginarse la intensidad de mi deseo de trabajar y recuperar lo que había perdido. Para alguien que cuenta con una educación superior, así sea inconclusa y además domina un idioma extranjero y traduce, trabajar como obrero significa someterse a una experiencia terrible; el trabajo es denigrante.

Me parece necesario comentar que si bien no terminé una licenciatura en ingeniería, mi formación académica es muy sólida, gracias al esfuerzo que realicé al ponerme a estudiar como autodidacta.

En Solectron, esa empresa donde entré a trabajar, les informé que era traductor inglés-español y la gentuza con la que me topé, en lugar de ofrecerme un puesto acorde con mis estudios, me ofrecieron que tradujera en tiempo extra, con sueldo de operador, procedimientos de trabajo de Nortel, una de las empresas clientes de esa maquiladora. Pese a mi decepción acepté hacer el trabajo y por mi falta de experiencia y por tontería, permití que me robaran.

Más tarde, Solectron, esa porquería de empresa quebró y Flextronics compró la planta.

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