lunes, 27 de enero de 2014

Sanjuana Martínez, periodista en decadencia


Durante años leí a Sanjuana Martínez en el semanario Proceso, pues me fascinaba su capacidad como reportera, su inteligencia y su cultura. Disfruté mucho de sus artículos y entrevistas a personajes del mundo de la música y la literatura, y de sus reportajes sobre la iglesia católica y los delincuentes que alberga en su seno. Después me enteré de que tiene estudios de postgrado en el extranjero, específicamente en la Universidad Complutense de Madrid y mi admiración y mi respeto por ella se incrementaron. Comencé a usar twitter hace alrededor de un año e inmediatamente comencé a seguirla. Le informé una vez por medio de un tweet que había disfrutado mucho leyéndola en Proceso y ella me invitó a leerla en “La Jornada,” cosa que por supuesto, hice.

Todo continuó bien hasta el pasado domingo 26 de enero de 2014 en que me encontré con que Sanjuana me había bloqueado. No entendí lo que había pasado y por supuesto, me sentí muy mal. Sanjuana era una persona a la que yo sin conocer, había llegado a estimar mucho. Revisé mi TL buscando algo que ella hubiera encontrado ofensivo (aunque sabía que ella no me seguía) y encontré con que yo había retuiteado (RT) un tweet que había sido dirigido a ella, pidiéndole diera RT a una Alerta Ámber para encontrar a una niña de nombre Fernanda Micheel Couoh Palacios de la delegación Benito Juárez. Yo ni siquiera me di cuenta de que iba dirigido a @SanjuanaMtz y le di RT con la intención de ayudar (siempre lo hago cuando aparece en mi TL una Alerta Ámber).

No sé qué tipo de dificultades personales esté enfrentando Sanjuana Martínez, pero sí sé que yo no hice nada para que ella me agrediera de esa manera, expulsándome de entre sus seguidores, un acto que puede ser considerado con justicia, como de segregación.

Siempre me dirigí a ella con absoluto respeto y no le di ningún motivo para que hiciera eso. Lamento mucho el proceder de esta periodista. Siento pena por ella.

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