lunes, 19 de septiembre de 2016

Francisco Mendoza González, viudo de mi tía Susana, mi "tío Paco"


Siento la necesidad de hablar de mi “tío Paco”, viudo de mi tía Susana, hermana de mi mamá, que murió en septiembre de 2014, hace casi dos años. La razón de esto es que este señor (de 71 años de edad) me hizo sentir mal ayer domingo 18 de septiembre, cuando le llamé para comentarle una situación que se dio con mi prima Susana, su hija.

Antes quisiera dar algunos antecedentes, para que el lector se dé una idea de la clase de individuo que es este señor Francisco Mendoza González, mi “tío Paco”.

En Navidad de 1982 vinieron de visita esos tíos Paco y Susana, cuando yo contaba con 18 años de edad en que el comportamiento de mi padre era de una brutalidad que parecía un poseído, alguien que necesitaba un exorcismo.

Mi tío Paco, Francisco Mendoza González se comportó como un perfecto cobarde al no intervenir en ningún momento ante la violencia a la que me sometía mi maldito padre, y más aún en la cena en Noche Buena, al permitir que mi papá le levantara la voz.

Ese cobarde Francisco Mendoza González vio a mi padre emborracharse la noche del 25 de diciembre en el Club de Golf a donde fuimos a jugar tenis y lo vio vomitar en el vehículo en el que nos llevaron a Guadalajara a media noche (el vehículo en el que nosotros habíamos ido había sufrido una descompostura) y fue blanco de los epítetos de mi padre borracho ya como a la una de la mañana. No obstante, Francisco Mendoza González no pudo mostrar un mínimo de valor para ponerle límites a su cuñado Rafael y se dejó intimidar como un perfecto cobarde.

En agosto de 1993 mi tío Paco volvió a visitarnos en casa en compañía de su esposa Susana y de sus dos hijas Susana y Andrea. Acudieron como invitados a la boda de mi hermana Yolanda con Enrique, un individuo repugnante cuyo aspecto de padrote no niega la cruz de su parroquia. Durante los 23 años que han pasado desde esa unión, mi hermana Yolanda ha vivido manteniendo a este lacra, que tiene un currículum en el que afirma ser licenciado en administración de empresas cuando en realidad su escolaridad es primaria porque no quiso estudiar, pues su padre lo inscribió en buenas escuelas particulares y él no acudió jamás a clases; en la actualidad ese lacra y mi hermana Yolanda vomitan veneno sobre mí a mis espaldas. Mi tío Paco, ahora viudo de mi tía Susana, es títere de mi hermana Yolanda y de su esposo mantenido, como también lo son sus hijas, mis primas Susana y Andrea (aunque de esta última no estoy seguro).

El pasado sábado 17 de septiembre me metí a mi cuenta de Facebook (que en realidad no uso) y busqué a mi prima Susana Mendoza, que me había contactado por ese medio y a quien yo había aceptado como “amiga”. Me encontré con que me había eliminado y me había bloqueado, sin que yo le hubiera dado ningún motivo. Esto me hizo sentir mal, si bien reconozco que no debería ocurrir esto y se debe a que soy extremadamente sensible, como uno de los síntomas de mi trastorno.

Al día siguiente, domingo 18 de septiembre llamé por teléfono a casa de esa familia Mendoza Bonilla y me contestó mi “tío Paco”. Le comenté entonces que desde hace más de un año estoy trabajando en una compañía farmacéutica (él es químico farmacéutico biólogo, como lo fue su esposa, la difunta Susana, hermana de mi mamá) y desde ese momento este señor ya mostraba una actitud muy hostil. Le comenté después lo que había pasado la noche anterior en lo referente a mi prima Susana, que me había expulsado de su cuenta de Facebook y me había bloqueado sin ningún motivo y la molestia de Francisco Mendoza González aumentó y comenzó a hablarme con una tremenda hostilidad y desprecio. Le informé entonces del origen de mis problemas con mi hermana Yolanda y su esposo mantenido y él, haciendo gala de una tremenda hostilidad terminó la llamada colgándome el teléfono, cuando yo me había dirigido a él de una manera correcta y con absoluto respeto.

El año pasado yo le había llamado para mostrar solidaridad por la muerte trágica de su esposa, mi tía Susana en septiembre de 2014 y es posible que esa muestra de empatía y de afecto no le haya sido de mucha utilidad, pero yo no tenía nada más que ofrecerle.

Ahora este señor se une a las muchas personas que me han violentado toda mi vida en un ataque orquestado por mi difunto padre que ahora continúa mi hermana Yolanda vomitando veneno sobre mí a mis espaldas junto con su esposo Enrique Manuel Cano Hernández, individuo que no nació en este país y que vive con documentos apócrifos (acta de nacimiento, CURP, RFC, credencial del INE, etc). Sobra decir que esto es un delito.

Mi “tío Paco” es un “hombre” que carece de hombría, de virilidad y de valor y ha vivido toda su vida como un cobarde, como un individuo emasculado y pendejo que tiene atole en las venas, muy dado al chisme y a hablar de otras personas a sus espaldas, y con todo esto sí muestra los tamaños para mostrarse hostil conmigo, que toda mi vida lo había respetado y estimado.

Ahora, después de esto, ya no puedo sentir empatía por él y su tragedia. No le deseo nada bueno y casi siento lástima por él, anciano fracasado, pusilánime y cobarde.

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