martes, 20 de septiembre de 2016

Mi hermana Yolanda, su matrimonio, su cónyuge, su familia


Mi hermana Yolanda nació en julio de 1968, cuatro años después de Mónica y yo, que somos gemelos fraternos. Mi padre era un hombre muy enfermo y tenía un carácter muy incestuoso, desde que Yolanda era bebé vio en ella a su difunta madre y la convirtió en su hija favorita.

Durante su infancia y adolescencia Yolanda fue buena estudiante, sacaba muy buenas notas y era muy diligente. Esto no porque fuera inteligente, sino porque tenía buena aptitud para el estudio y mucho sentido de la responsabilidad. Mi padre siempre se dejó cegar por las cualidades imaginarias y reales de su hija preferida.

Yolanda presenció la violencia brutal a la que nuestro padre sometió a nuestra madre. Mi hermana se dio cuenta de que mi padre violentaba a nuestra madre de muchas maneras, una de ellas la económica y decidió que cuando se casara, lo haría con un hombre improductivo y estéril para que él dependiera de ella y no pudiera ejercer contra ella violencia económica.

En 1991 nació Marlon, mi sobrino hijo de Verónica, mi hermana menor (que murió cerca de quince años más tarde, en abril de 2006 a los 33 años y medio de edad). Ello permitió que Yolanda conociera al que se convertiría en su esposo, pues era hermano del esposo de Verónica, padre de mi sobrino.

A sus 24 años, Yolanda se sentía quedada y anhelaba casarse y tener hijos. La situación de nuestra hermana Verónica era extremadamente difícil, pero Yolanda pensaba que la suya era peor, pues no tenía un hombre en su vida. Por eso cuando Enrique la sedujo y le habló de matrimonio, ella se alborotó sin detenerse a pensar que ese individuo no tenía estudios (su escolaridad es primaria), estaba desempleado, no tenía absolutamente nada y su estupidez la cegó ante el hecho de que ese individuo es deshonesto, un verdadero fraude.

Yolanda y Enrique se casaron el sábado 14 de agosto de 1993, día en que nuestro padre cumplió 56 años (él le pidió a su hija preferida que contrajera nupcias en esa fecha, parte de su carácter incestuoso). Se deduce que han pasado 23 años y un mes hasta el día de hoy y no acabo de entender cómo es que tantas personas que los conocen no se dan cuenta de que ella es la que trabaja y que Enrique no lo hace, no es productivo, no asume su responsabilidad de esposo y padre, y tampoco ven sus malas características. Enrique es un maestro en el arte de la manipulación, el embuste y la intriga.

Volviendo a mi tío Paco, que aparece en una entrada muy reciente, y a su familia, no entiendo cómo este señor de 71 años puede ser tan increíblemente pendejo como para no darse cuenta, habiendo observado que Yolanda se rompe la espalda trabajando, que el esfuerzo lo hace ella sola y que su cónyuge en lo único que le ayuda es gastando el dinero que ella gana.

Enrique pretende pertenecer a la familia no como cónyuge de Yolanda, sino como hijo de mis padres, quisiera llevar mi apellido paterno y materno y ser hermano de mis hermanas, primo de mis primos, sobrino de mis tíos. Desde hace muchos años se ha estado relacionando con primos paternos y maternos y (aunque no tengo contacto con ellos), tengo la impresión de que ellos ignoran que Enrique es un vividor mantenido.

Hay un adagio que dice “quien viva en casa de cristal, que no aviente piedras”. ¿Qué va a suceder cuando todas esas personas, mencionadas en párrafos anteriores, se enteren de la situación de Yolanda y su marido?

El pasado domingo hablé con mi tía Alejandra, hermana menor de mi mamá y me dijo algo muy importante. Yolanda le está poniendo un muy mal ejemplo a sus hijas, Paola de 21 años e Irys de 10. Les va a enseñar a contraer nupcias con un sinvergüenza mantenido y vividor como su papá.

Eso parece trágico.

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