miércoles, 15 de junio de 2011

Aspectos positivos, aun dentro del infierno de la enfermedad mental

Pese a haber pasado todos los años de primaria, secundaria y preparatoria sin aprender gran cosa —de hecho casi nada— al tomar conciencia en la universidad de mis deficiencias académicas, me puse a estudiar y conseguí una formación poco común, aun sin haber logrado concluir mis estudios (ingeniería electrónica, en el iteso).

En mi trastorno de personalidad, son muy frecuentes las adicciones y yo he vivido alejado de ellas. Nunca tuve el hábito de fumar, no abuso del alcohol y jamás en mi vida he usado una droga ilícita.

Habiendo recibido una formación muy mediocre en lo que se refiere al aprendizaje del idioma inglés (tres años de secundaria y dos de preparatoria), avancé de un nivel básico llegando a intermedio, a dominar el idioma y me convertí en traductor inglés-español principalmente como autodidacta. Creo que puedo afirmar, que cuento con un nivel cultural aceptable.

Mi afición al deporte—primero carrera pedestre a partir de los 16 años, después ciclismo de ruta—me ayudó a mantenerme alejado del alcohol y de las drogas. A mis 47 años, tengo una salud física bastante buena y eso es un logro que puedo considerar mío, algo de lo que puedo estar orgulloso, algo que yo me gané y que constituye un gran aliciente para continuar con mi vida, para seguir por el buen camino en un proceso de recuperación que por un lado incluye la atención médica y por otro, el aspecto espiritual, volver a creer en Dios, volver a tener fe.

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