lunes, 12 de octubre de 2015

Mi precaria salud mental, aparición de una crisis

El jueves pasado, envié a una compañera de trabajo un mensaje vía what’s up haciéndole una broma, que no implicaba una falta de respeto ni nada parecido y al día siguiente, ella me ignoró olímpicamente, evitando darme si quiera los buenos días, evitando incluso hacer contacto visual.

Durante el transcurso del día me topé con otros compañeros de trabajo de mi oficina y de otras áreas del mismo edificio y recibí el mismo trato. Viéndolo en retrospectiva, creo que ese trato de indiferencia se debe a un deterioro del individuo o diciéndolo de una manera más cruda: a una descomposición social y no a que yo haya dado lugar a eso, es decir, no porque yo haya dado motivos.

Estoy consciente de que soy muy sensible, demasiado de hecho, pero al mismo tiempo, sé que ignorar a alguien es una manera de agredirlo de forma pasiva y para que una persona le haga eso a otra, debe haber una justificación, pues este trato provoca una fuerte tensión mental en quien lo padece.

El caso es que esta compañera me dio hace tiempo su número de teléfono celular, lo que implica darme acceso a su Messenger what’s up, sin que yo se lo pidiera. Y resulta incomprensible que una persona comience una interacción con otra si no quiere eso. Pues bien, no tengo ninguna intención de volver a dirigirle la palabra a esa mujer, que dicho sea de paso es muy fea, ni a ninguna de las personas que me han dado ese trato de indiferencia. Bastante mal han de estar sus vidas y su realidad para que hagan algo así.

Por otra parte, parece un reto comportarme de la manera correcta, es decir, evitar mostrar hostilidad hacia ellas y en su lugar comportarme de manera correcta, pero distante.

No debo perder de vista que hay compañeros de trabajo que me tratan bien y a eso es a lo que debo prestar atención, y no al lado podrido de la condición humana.

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