Nuestra relación ha mejorado mucho en buena medida porque sigo mi tratamiento farmacológico, y la manera de ser de esta bella anciana ha hecho que aflore el amor que siempre sentí por ella. Tengo muy buena memoria y vivo recordando (involuntariamente) la violencia a la que me sometió mi padre desde mi temprana infancia, y el hecho de que mi madre cerró los ojos e hizo poco por oponerse a ese maltrato, que ha tenido consecuencias tan devastadoras en mi vida.
Hace diez años murió Verónica, mi hermana menor y quedamos tres hijos, mis hermanas Mónica (de mi edad), Yolanda (cuatro años más joven) y yo, el único hijo varón.
Mi hermana Mónica se fue a Estados Unidos en 1992, hace 24 años y se casó 9 años más tarde, en noviembre de 2001. Por estos días cumple quince años de haberse casado con Jeffery, un gringo de raza blanca a quien conocí en junio de 2003 y espero no volver a ver jamás ni tener ningún tipo de trato con él.
Este pedazo de cerdo utilizó a mi hermana para atacarme, usándola como si fuera un títere, metiéndola en la cabeza la idea de que si yo vivía sin trabajar, dependiendo de mi padre a los 39 años, y no había hecho nada con mi vida era porque nunca quise esforzarme y eso me convertía en un fracasado y en un individuo digno de desprecio que debería vivir avergonzado de sí mismo.
Creo que es fácil percibir el nivel de violencia que hubo en este acto incalificable perpetrado por mi hermana y su flamante marido gringo.
Han pasado muchos años y he tenido comunicación con Mónica durante breves periodos de tiempo , pero hace mucho que se volvió a romper y lo que más me llama la atención no es que se mantenga tan distante de mí y de mi hermana Yolanda, sino de nuestra madre, que en dos meses cumplirá 75 años y por supuesto, está al final de su vida.
Ayer miércoles 16 de noviembre le envié a Mónica unos mensajes vía whats app a su celular diciéndole que no entendía por qué esa actitud de desprecio hacia nuestra madre, que entendía que se hubiera alejado de nuestro padre (yo también lo habría hecho, si hubiera podido), pero no entendía su actitud hacia nuestra madre, que es una buena mujer.
Pensé en la probabilidad de que Yolanda hubiera informado a Mónica sobre nuestro conflicto y por ello Mónica mostrara esa hostilidad hacia nuestra madre y así se lo hice saber en mis mensajes de whats app. Ella me contestó muy enojada:
I have not spoken with Yolanda in months. You’re paranoid! Stop meddling and mind your own business!
Al leer ese breve párrafo creí la veracidad de sus palabras y me hizo mucha gracia. Era menos del medio día y se lo comuniqué a mi mamá. Muchas horas más tarde, cuando hube llegado a casa mi madre me informó que Mónica le había llamado por teléfono desesperada pidiéndole que hablara conmigo y me dijera que dejara de hacer estas cosas, de enviarle mensajes que le afectan severamente y le provocan un gran malestar.
Parte del contenido era que yo pensaba que Mónica estaba violentando a nuestra madre y si no cambiaba su manera de proceder iba a terminar haciéndole daño a sus hijos. No sé si esta idea le pudo haber afectado de esa manera, para que hablara con nuestra madre en un estado lamentable, pero lo que sí es un hecho es que la salud mental de Mónica es muy precaria.
Pude observar en mi madre que se sentía mal por Mónica y horas más tarde me dijo que mi hermana parece estar más enferma que yo, a lo que yo respondí “ni duda cabe”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario