viernes, 17 de febrero de 2017

Lo que queda de mi familia nuclear


No dejo de contemplar lo que queda de mi familia nuclear, un hijo varón con dos hermanas y su madre, el padre fallecido (un verdadero monstruo) y la hermana menor fallecida hace cerca de once años. Los tres hermanos Oscar, Mónica y Yolanda no nos hablamos y entre nosotros privan sentimientos que rayan en el odio. El hijo varón nunca se casó y no tuvo descendencia y vive con la madre cercano a cumplir 53 años y por designio es la oveja negra de la familia; Mónica, de la misma edad, está casada con un gringo y vive en Katy, Texas con dos hijos varones, muy pequeños tomando en cuenta las edades de sus padres; y Yolanda sigue llevando a cuestas una pesada carga, manteniendo sola a una familia, haciéndose daño a sí misma y a sus dos hijas, de 21 y 10 años, enseñándoles a engañarse respecto al individuo con el que contrajo nupcias y con el que decidió formar una familia. Su calidad de vida es ínfima y si Yolanda no me hubiera atacado con tanta perversidad y tanta saña, sentiría mucha pena por ella.

Mónica y Yolanda están igualmente distanciadas, no tienen contacto entre ellas. Sus esposos, Jeffery y Enrique tienen en común que son malos individuos, si bien son muy diferentes. No puedo ver el futuro y por lo tanto no puedo saber qué va a suceder en sus vidas, pero me parece lógico suponer que no seguirán sendas muy afortunadas. Habiendo crecido en un hogar muy disfuncional, con un padre alcohólico, perverso, sádico y maldito, la salud mental de los cuatro hijos resultó muy afectada, pero además Mónica y Yolanda se montaron en el carrusel de la violencia voluntariamente y aprovecharon la inercia para propinar golpes contra mí, lo que no sé —y lo digo con toda la honestidad que soy capaz— es qué ganaron haciendo eso.

Han pasado trece años y ocho meses desde que vi a Mónica por última vez y por supuesto no sé cómo vive. Últimamente se me ha ocurrido la pregunta, ¿tienen amigos ella y su esposo? Por supuesto que tienen relaciones con la familia de él, de hecho esa es una familia muégano, seguramente él tiene colegas con sus respectivas familias, tienen vecinos y conocidos por ejemplo de la iglesia (católica) a la que acuden todos los fines de semana, pero ¿tendrán amistades, tendrán una vida social? La pregunta podría parecer tonta, pero me parece muy probable que padezcan una patología grave que no les permita relacionarse con otras personas como lo hace la gente que goza de una buena salud mental. Ese señor Jeffery Alan Jung es un individuo perverso, un hijo de puta, y a lo mejor no es un enfermo mental, pero podría estar explotando la enfermedad mental de su esposa.

Mi hermana Yolanda, ha desperdiciado su juventud manteniendo a un perdedor fracasado por vocación y está arruinando su vida, envejeciéndose prematuramente y haciéndole daño a sus hijas; su hija mayor parece ir por muy mal camino y me da la impresión de que va a ser muy difícil revertir el daño, pudiera ser demasiado tarde. Inconscientemente ha comenzado a aceptar el fracaso. Hace más de cuatro años intentó regresar al hogar paterno con todo y cónyuge e hijos porque se dio cuenta que ese mantenido nunca iba a poder comprarle una casa y quiso invadir la casa de su madre (a la que traicionó cuando nuestro padre la despojó de lo que le correspondía). El colmo es que su esposo Enrique, el mantenido sinvergüenza reclamara la casa como suya al igual que su hija Paola. Alguien debería explicarle a esa muchacha, que quienes tienen obligación de darle una casa son sus padres Yolanda y Enrique, no su abuela; y de pasadita explicarle que su padre Enrique tendría la obligación de trabajar y mantenerla y no de ser un mantenido y andarse metiendo en una casa y en una familia donde no tiene nada que hacer ni nada que exigir.

Todo esto constituye la herencia de nuestro padre alcohólico, incestuoso y ladrón que desde hace nueve años se pudre en el infierno.

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