miércoles, 27 de agosto de 2014

Marichu, ingeniero químico y profesora en el iteso

Sábado 23 de agosto, 16:30 horas. Enciendo la radio y encuentro en Radio Mujer que una dama ingeniero químico y profesora del iteso es la invitada de un programa que no puedo identificar porque no tengo la costumbre de escucharlo. El tema tiene que ver con sanar tu vida, la técnica (según lo que encuentro en internet) se llama Resonance Repatterning.

Marichu no sabe quién soy. Posiblemente si me viera, se acordaría de mí, porque mi aspecto no ha cambiado mucho tomando en cuenta que nos conocimos (de vista) en la década de los ochentas en el iteso y la vi una vez en 1994, hace ya veinte años.

Esta dama me inspira respeto y admiración por su desempeño académico en una licenciatura considerada muy difícil. Yo estaba en otra carrera (ingeniería electrónica) y la conocía de vista. Es probable que hayamos tenido como maestros en común a Arturo Langarica y a Antonio Aguilera Pérez, casi seguro. Lo que hizo Marichu como estudiante representa lo opuesto a lo que hice yo, si bien no puedo sentirme culpable por ello (lo que no significa que no acepte mi responsabilidad). Para aclarar esta idea, debo decir que fallé en mis estudios y nunca conseguí concluir mi licenciatura. He escrito sobre las razones de ello en entradas anteriores, mi trastorno por déficit de atención con hiperactividad que nunca se detectó y la violencia en la que viví que me llevó a desarrollar un trastorno de personalidad, uno de los más devastadores.

Uno de mis mayores problemas es lo sensible que soy ante el modo como otras personas me ven. Muchos profesionistas me consideran menos que ellos (es decir, quieren verme para abajo) porque me quedé trunco y es de llamar la atención que me sucede mucho con gente que estudió licenciaturas que no llevan números, el tipo de carrera que no lleva “matemáticas”. De las universidades de nuestro país, debido al sistema educativo que tenemos y a la falta de voluntad y de carácter de tantos mexicanos, egresa una barbaridad de gente de licenciaturas en derecho, psicología, ciencias de la comunicación, periodismo, administración de empresas e incluso medicina, cuando muchísimos de ellos son producto representativo de un país tercermundista, pues en un país de primer mundo jamás habrían logrado el ingreso a una universidad por carecer del intelecto que se requiere para estudiar una licenciatura. En licenciaturas de arquitectura, ingeniería y por supuesto física y matemáticas no sucede esto, aunque tristemente no es difícil encontrar “ingenieros” que no saben si quiera álgebra de primero de secundaria. El número de egresados de las carreras que no llevan “matemáticas” es altísimo y el mercado laboral no puede absorber más que a una pequeña parte de ellos; podría afirmar sin temor a equivocarme que un porcentaje muy alto de esos egresados podrían ser considerados con justicia, débiles mentales.

Pese a que no concluí mi licenciatura, sí logré superar mis deficiencias académicas y eso es algo de lo que puedo sentirme satisfecho, así como de haber aprendido un idioma extranjero en mayor parte como autodidacta e incluso haberme convertido en traductor inglés-español por esfuerzo propio. Es esta actividad la que desempeño actualmente y me permite ganar un poco de dinero.

Pero quisiera concluir la idea que me motivó a escribir esta entrada. Marichu tuvo un excelente desempeño académico en una licenciatura considerada muy difícil y eso habla de un alto cociente intelectual aunado a una gran capacidad para trabajar y plantearse objetivos y alcanzarlos. Tengo una muy buena opinión de ella y desde aquí le mando mi admiración y mi respeto.

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