domingo, 10 de diciembre de 2017

Evento social en el trabajo, con carácter de obligatorio, error incomprensible

En fecha próxima habrá una comida de mi departamento con un intercambio de regalos, con carácter de obligatorio. La directora del departamento es una mujer algunos años más joven que yo a quien considero muy competente, con grandes dotes intelectuales, con una formación académica impresionante, pero que también comete errores serios.

Hace un mes se dieron los resultados de la evaluación del ambiente laboral por departamento, y el nuestro salió mal, como ha sucedido todos los años anteriores. La directora quiere mejorar el ambiente haciendo un evento social obligatorio, lo cual constituye un error incomprensible.

Hablando de mí, puedo decir que este año ha sido muy difícil. Cuando regresé de mi incapacidad, por haberme fracturado la clavícula en un accidente ciclista, me encontré con que había una nueva compañera, una mujer de más de 60 años, que trató de hacerme sentir que mi nivel intelectual era deplorable y que mi trabajo no servía para nada. Tengo una mala suerte para encontrar este tipo de personas. Esto se dio porque cuando llegó le di información sobre mí (del tipo que se le hacen a una persona cuando se le conoce), a saber: que yo no tenía estudios de química, y que hay unos comandos del programa Word que yo no uso porque no los conozco.

Esta señora torció lo que dije y del primer comentario (que no tengo estudios de química) entendió que no tengo estudios, que dejé trunca mi educación en segundo año de primaria; del segundo comentario (que hay comandos de Word que no conozco), entendió que a duras penas sé encender la computadora. Yo opté por no hablar para nada ni tener ningún trato con esta vieja estúpida y entonces ella comenzó a decirle a mis compañeros de la oficina que yo me portaba muy grosero con ella. Hubo gente que ni caso le hizo, pero hubo más de un idiota que le creyó, sin tener la mínima evidencia.

Un marica que tiene un puesto de jefatura le llevó el chisme a la directora del departamento (que ella acertadamente ignoró), pero él comenzó a mostrar una tremenda hostilidad contra mí. Este pendejo alfeñique no tendría nada que hacer conmigo en una confrontación, sería fácil hacerlo pedazos, pero sabe bien que no puedo hacerle nada porque si lo hiciera perdería mi trabajo.

Al cabo de unos días, sucedió lo mismo con otra compañera que también tiene puesto de jefatura y tiene que ver conmigo, pues coordina el área a la que pertenezco (por cierto muy mal, es muy incompetente).

Yo soy extremadamente sensible y tengo conciencia de ella. Ahora me permito mencionar algo que leí sobre mi trastorno límite de la personalidad (borderline personality disorder): puede hacerse una analogía con alguien que tiene quemaduras graves en el 90% de su cuerpo, el menor contacto, el menor movimiento le produce un sufrimiento espantoso.

En un momento dado hablé con la directora y le comenté lo que estaba haciendo esa mujer de edad avanzada (esa vieja) y ella me dijo que era tanto el trabajo y la presión que teníamos, que nadie iba a hacer caso de chismes. Esta vez, la directora sí se equivocó y su respuesta fue absolutamente incorrecta.

La vieja tiene menos de seis meses en el empleo y se ha ausentado por lo menos ocho días laborales completos, además de salir constantemente por motivos personales o de salud, para regresar horas más tarde. Se dice traductora y no conoce la ortografía del español, depende del corrector ortográfico. En la portada de los DMFs (drug master files) ponía “archivo maestro de medicamento” en lugar de “archivo maestro de fármaco”. Si no sabe diferenciar un medicamento de un fármaco, no tiene idea de lo que está haciendo, además de no tener un mínimo de vergüenza. La vieja se encuentra en la tercera edad y para lo único que sirve es para causar problemas.

En estos días que sigue se nos va a comunicar de este asunto de la comida con el intercambio de regalos, y yo voy a fijar mi postura. No iré.

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