Comienza el día miércoles y enciendo mi smartphone, abro mi cuenta de twitter y veo un tweet en el que la mujer de la que me he enamorado ha expresado interés romántico en un hombre que no soy yo. No sé lo que siento y temo los minutos que se avecinan, sabiendo que voy a sentir una intensa furia acompañada de impotencia y la necesidad de lastimar a alguien. También sé que no tengo derecho.
Karenn es mi amiga y ha quedado bien claro que no podemos ser pareja por la sencilla razón de que estamos en ciudades lejanas y si fuéramos amantes (en el buen sentido de la palabra), nuestros encuentros serían muy esporádicos y ella no quiere eso. Yo tengo más de 50 años de edad y pese a que no he tenido muchas parejas, sí he conocido a muchas mujeres. Veo en ella un espíritu muy generoso y a pesar de que ella no me habla de su vida difícil, me he dado cuenta de que su niñez, su adolescencia y su juventud lo fueron. Aun así, su psiquis se ve clara y translúcida, su voz y su discurso expresan una gran alegría, y pese a ser una mujer muy inteligente es amable y accesible. Quererla es tan fácil, es algo natural.
Lastimé a este bello ser humano y no quiero entrar en detalles sobre cómo lo hice. Lo único que puedo decir es que sé muy bien que ella tiene derecho a entablar una relación romántica con un hombre que no voy a ser yo y el día que eso suceda, no sé qué es lo que voy a hacer. Eso sí me va a doler mucho, pero lo único que podré hacer será aceptarlo.
Mi muy querida Karenn me escribió un correo electrónico en respuesta a uno que le envié y me expresa cosas sobre mí que no puedo negar, aunque puedo argumentar sobre algunas. Me dice que he decidido que mi trastorno de personalidad (límite) sea más fuerte que yo y a eso no sé qué responder. Si así fuera (y quisiera pensar que no), no sería conscientemente. Me dice esta hermosa mujer que soy capaz de violentar a mi propia madre y esto no puedo negarlo.
La situación con mi madre es bastante compleja. Ella fue madre muy joven, cuando nacimos Mónica y yo, tenía 22 años y tenía tras de sí una historia de vida muy difícil. Por sus carencias afectivas, por el amor que sus padres no le dieron se aferró a un hombre terrible (mi padre) y cerró los ojos ante su violencia y ante el hecho de que era una mala persona, y ese comportamiento, que duró cerca de 40 años le permitió a ese padre terrible arruinar a tres hijos y matar a su hija menor.
En lo personal, hasta hace escasos siete meses vivía en la desesperación y solamente esperaba vivir con el menor sufrimiento posible y pensaba que sería muy probable que cuando las cosas se pusieran muy difíciles sería el momento de quitarme la vida. Mis pérdidas son gigantescas y si bien mi madre no es la responsable directa, sí lo hizo posible con su ceguera deliberada y su omisión, si bien también es cierto que el pasado no se puede cambiar.
Por otra parte, trabajo de lunes a viernes y cada catorce días recibo el pago correspondiente, que no es mucho, y con una parte de eso trato de proporcionarle el mayor bienestar posible. Le he comprado un buen número de películas piratas, porque no podría pagarlas al precio regular, y he tomado la costumbre de acudir a una librería de prestigio como Gandhi y comprarle libros, pues a sus 73 años conserva el buen hábito de la lectura. Esa mujer es mi madre y la quiero, y si bien tiene grandes cosas a su favor, también es corresponsable junto con mi padre de los últimos 17 años de mi vida (1998-2015) que fueron un verdadero infierno y durante los cuales perdí lo que jamás voy a recuperar.
No digo que esté bien perder la paciencia con ella, levantarle la voz ni hablarle con dureza; simplemente digo que para poder parar ese comportamiento hace falta avanzar en el proceso de recuperación y ayudaría bastante que las personas que me rodean muestren mayor disposición a asumir la parte de responsabilidad que les toca, algo que mi madre está todavía bastante lejos de hacer. Es muy probable que jamás lo haga y no puedo culparla. Nadie tiene la obligación de hacer lo que no le es posible.
Mi hermosa amiga me menciona a mi hermana y el hecho de que la he destruido. En eso sí está equivocada (se refiere a mi hermana Yolanda, la que se casó con un padrote). Ella se está destruyendo al perpetuar una relación con un perdedor por naturaleza y no quiero decir más porque ya lo he hecho bastante en este blog. Yolanda fue muy ruin desde niña y abusó del poder que le dio nuestro padre, viéndola como su santa madre vuelta a nacer. Si le he hecho daño es porque ella se lo buscó y era necesario, solamente así entenderá que si se mete conmigo enfrentará consecuencias muy serias. No me gusta vivir en la indefensión ni que se me trate como a un insignificante pendejo y eso es lo que mi ruin hermana ha hecho.
Karenn habla de mi ego lastimado y viniendo de una mujer tan inteligente y tan bien preparada me doy cuenta de que tiene razón. Yo mismo le había expresado la idea de que temo ser muy narcisista y probablemente detrás de esa característica está mi fuerte tendencia a vengarme de alguien cuando me afecta o me lastima de alguna manera. Hay ya un número de personas que han enfrentado consecuencias graves por haber provocado mi furia y la verdad es que en la mayoría de los casos no me arrepiento, aunque sí veo la necesidad de cambiar esto.
Seguir vengándome de gente que me hace daño podrá brindarme una satisfacción que no es tan efímera, no es que no valga la pena, sino que estaré cayendo en un ciclo que se repetirá incesantemente mientras viva. Todos los seres humanos enfrentamos la hostilidad de otras personas y sus tentativas de hacernos daño, pero un verdadero crecimiento personal implica resolver los mayores problemas existenciales sin hacerse daño y sin herir a otros. Las palabras tan sabias de esta bella mujer a la que quiero tanto: las personas buenas no gastan su energía en ver cómo destruir a su «enemigo» sino en construir, ofrecer, cuidar, proteger.
Karenn constituye una motivación para recuperarme y verme como soy, aprendiendo a manejar y canalizar mi energía destructiva que se manifiesta como necesidad de vengarme, convirtiéndola en energía positiva para dar lo mejor de mí a quien lo necesite y lo acepte.
Eres un bellísimo ser humano, Karenn Kiowa, lo sepas o no. Lo creas o no.
Te quiero.
Karenn es mi amiga y ha quedado bien claro que no podemos ser pareja por la sencilla razón de que estamos en ciudades lejanas y si fuéramos amantes (en el buen sentido de la palabra), nuestros encuentros serían muy esporádicos y ella no quiere eso. Yo tengo más de 50 años de edad y pese a que no he tenido muchas parejas, sí he conocido a muchas mujeres. Veo en ella un espíritu muy generoso y a pesar de que ella no me habla de su vida difícil, me he dado cuenta de que su niñez, su adolescencia y su juventud lo fueron. Aun así, su psiquis se ve clara y translúcida, su voz y su discurso expresan una gran alegría, y pese a ser una mujer muy inteligente es amable y accesible. Quererla es tan fácil, es algo natural.
Lastimé a este bello ser humano y no quiero entrar en detalles sobre cómo lo hice. Lo único que puedo decir es que sé muy bien que ella tiene derecho a entablar una relación romántica con un hombre que no voy a ser yo y el día que eso suceda, no sé qué es lo que voy a hacer. Eso sí me va a doler mucho, pero lo único que podré hacer será aceptarlo.
Mi muy querida Karenn me escribió un correo electrónico en respuesta a uno que le envié y me expresa cosas sobre mí que no puedo negar, aunque puedo argumentar sobre algunas. Me dice que he decidido que mi trastorno de personalidad (límite) sea más fuerte que yo y a eso no sé qué responder. Si así fuera (y quisiera pensar que no), no sería conscientemente. Me dice esta hermosa mujer que soy capaz de violentar a mi propia madre y esto no puedo negarlo.
La situación con mi madre es bastante compleja. Ella fue madre muy joven, cuando nacimos Mónica y yo, tenía 22 años y tenía tras de sí una historia de vida muy difícil. Por sus carencias afectivas, por el amor que sus padres no le dieron se aferró a un hombre terrible (mi padre) y cerró los ojos ante su violencia y ante el hecho de que era una mala persona, y ese comportamiento, que duró cerca de 40 años le permitió a ese padre terrible arruinar a tres hijos y matar a su hija menor.
En lo personal, hasta hace escasos siete meses vivía en la desesperación y solamente esperaba vivir con el menor sufrimiento posible y pensaba que sería muy probable que cuando las cosas se pusieran muy difíciles sería el momento de quitarme la vida. Mis pérdidas son gigantescas y si bien mi madre no es la responsable directa, sí lo hizo posible con su ceguera deliberada y su omisión, si bien también es cierto que el pasado no se puede cambiar.
Por otra parte, trabajo de lunes a viernes y cada catorce días recibo el pago correspondiente, que no es mucho, y con una parte de eso trato de proporcionarle el mayor bienestar posible. Le he comprado un buen número de películas piratas, porque no podría pagarlas al precio regular, y he tomado la costumbre de acudir a una librería de prestigio como Gandhi y comprarle libros, pues a sus 73 años conserva el buen hábito de la lectura. Esa mujer es mi madre y la quiero, y si bien tiene grandes cosas a su favor, también es corresponsable junto con mi padre de los últimos 17 años de mi vida (1998-2015) que fueron un verdadero infierno y durante los cuales perdí lo que jamás voy a recuperar.
No digo que esté bien perder la paciencia con ella, levantarle la voz ni hablarle con dureza; simplemente digo que para poder parar ese comportamiento hace falta avanzar en el proceso de recuperación y ayudaría bastante que las personas que me rodean muestren mayor disposición a asumir la parte de responsabilidad que les toca, algo que mi madre está todavía bastante lejos de hacer. Es muy probable que jamás lo haga y no puedo culparla. Nadie tiene la obligación de hacer lo que no le es posible.
Mi hermosa amiga me menciona a mi hermana y el hecho de que la he destruido. En eso sí está equivocada (se refiere a mi hermana Yolanda, la que se casó con un padrote). Ella se está destruyendo al perpetuar una relación con un perdedor por naturaleza y no quiero decir más porque ya lo he hecho bastante en este blog. Yolanda fue muy ruin desde niña y abusó del poder que le dio nuestro padre, viéndola como su santa madre vuelta a nacer. Si le he hecho daño es porque ella se lo buscó y era necesario, solamente así entenderá que si se mete conmigo enfrentará consecuencias muy serias. No me gusta vivir en la indefensión ni que se me trate como a un insignificante pendejo y eso es lo que mi ruin hermana ha hecho.
Karenn habla de mi ego lastimado y viniendo de una mujer tan inteligente y tan bien preparada me doy cuenta de que tiene razón. Yo mismo le había expresado la idea de que temo ser muy narcisista y probablemente detrás de esa característica está mi fuerte tendencia a vengarme de alguien cuando me afecta o me lastima de alguna manera. Hay ya un número de personas que han enfrentado consecuencias graves por haber provocado mi furia y la verdad es que en la mayoría de los casos no me arrepiento, aunque sí veo la necesidad de cambiar esto.
Seguir vengándome de gente que me hace daño podrá brindarme una satisfacción que no es tan efímera, no es que no valga la pena, sino que estaré cayendo en un ciclo que se repetirá incesantemente mientras viva. Todos los seres humanos enfrentamos la hostilidad de otras personas y sus tentativas de hacernos daño, pero un verdadero crecimiento personal implica resolver los mayores problemas existenciales sin hacerse daño y sin herir a otros. Las palabras tan sabias de esta bella mujer a la que quiero tanto: las personas buenas no gastan su energía en ver cómo destruir a su «enemigo» sino en construir, ofrecer, cuidar, proteger.
Karenn constituye una motivación para recuperarme y verme como soy, aprendiendo a manejar y canalizar mi energía destructiva que se manifiesta como necesidad de vengarme, convirtiéndola en energía positiva para dar lo mejor de mí a quien lo necesite y lo acepte.
Eres un bellísimo ser humano, Karenn Kiowa, lo sepas o no. Lo creas o no.
Te quiero.