jueves, 19 de noviembre de 2015

Problemas de comportamiento, lastimar a quien no se debe

Comienza el día miércoles y enciendo mi smartphone, abro mi cuenta de twitter y veo un tweet en el que la mujer de la que me he enamorado ha expresado interés romántico en un hombre que no soy yo. No sé lo que siento y temo los minutos que se avecinan, sabiendo que voy a sentir una intensa furia acompañada de impotencia y la necesidad de lastimar a alguien. También sé que no tengo derecho.

Karenn es mi amiga y ha quedado bien claro que no podemos ser pareja por la sencilla razón de que estamos en ciudades lejanas y si fuéramos amantes (en el buen sentido de la palabra), nuestros encuentros serían muy esporádicos y ella no quiere eso. Yo tengo más de 50 años de edad y pese a que no he tenido muchas parejas, sí he conocido a muchas mujeres. Veo en ella un espíritu muy generoso y a pesar de que ella no me habla de su vida difícil, me he dado cuenta de que su niñez, su adolescencia y su juventud lo fueron. Aun así, su psiquis se ve clara y translúcida, su voz y su discurso expresan una gran alegría, y pese a ser una mujer muy inteligente es amable y accesible. Quererla es tan fácil, es algo natural.

Lastimé a este bello ser humano y no quiero entrar en detalles sobre cómo lo hice. Lo único que puedo decir es que sé muy bien que ella tiene derecho a entablar una relación romántica con un hombre que no voy a ser yo y el día que eso suceda, no sé qué es lo que voy a hacer. Eso sí me va a doler mucho, pero lo único que podré hacer será aceptarlo.

Mi muy querida Karenn me escribió un correo electrónico en respuesta a uno que le envié y me expresa cosas sobre mí que no puedo negar, aunque puedo argumentar sobre algunas. Me dice que he decidido que mi trastorno de personalidad (límite) sea más fuerte que yo y a eso no sé qué responder. Si así fuera (y quisiera pensar que no), no sería conscientemente. Me dice esta hermosa mujer que soy capaz de violentar a mi propia madre y esto no puedo negarlo.

La situación con mi madre es bastante compleja. Ella fue madre muy joven, cuando nacimos Mónica y yo, tenía 22 años y tenía tras de sí una historia de vida muy difícil. Por sus carencias afectivas, por el amor que sus padres no le dieron se aferró a un hombre terrible (mi padre) y cerró los ojos ante su violencia y ante el hecho de que era una mala persona, y ese comportamiento, que duró cerca de 40 años le permitió a ese padre terrible arruinar a tres hijos y matar a su hija menor.

En lo personal, hasta hace escasos siete meses vivía en la desesperación y solamente esperaba vivir con el menor sufrimiento posible y pensaba que sería muy probable que cuando las cosas se pusieran muy difíciles sería el momento de quitarme la vida. Mis pérdidas son gigantescas y si bien mi madre no es la responsable directa, sí lo hizo posible con su ceguera deliberada y su omisión, si bien también es cierto que el pasado no se puede cambiar.

Por otra parte, trabajo de lunes a viernes y cada catorce días recibo el pago correspondiente, que no es mucho, y con una parte de eso trato de proporcionarle el mayor bienestar posible. Le he comprado un buen número de películas piratas, porque no podría pagarlas al precio regular, y he tomado la costumbre de acudir a una librería de prestigio como Gandhi y comprarle libros, pues a sus 73 años conserva el buen hábito de la lectura. Esa mujer es mi madre y la quiero, y si bien tiene grandes cosas a su favor, también es corresponsable junto con mi padre de los últimos 17 años de mi vida (1998-2015) que fueron un verdadero infierno y durante los cuales perdí lo que jamás voy a recuperar.

No digo que esté bien perder la paciencia con ella, levantarle la voz ni hablarle con dureza; simplemente digo que para poder parar ese comportamiento hace falta avanzar en el proceso de recuperación y ayudaría bastante que las personas que me rodean muestren mayor disposición a asumir la parte de responsabilidad que les toca, algo que mi madre está todavía bastante lejos de hacer. Es muy probable que jamás lo haga y no puedo culparla. Nadie tiene la obligación de hacer lo que no le es posible.

Mi hermosa amiga me menciona a mi hermana y el hecho de que la he destruido. En eso sí está equivocada (se refiere a mi hermana Yolanda, la que se casó con un padrote). Ella se está destruyendo al perpetuar una relación con un perdedor por naturaleza y no quiero decir más porque ya lo he hecho bastante en este blog. Yolanda fue muy ruin desde niña y abusó del poder que le dio nuestro padre, viéndola como su santa madre vuelta a nacer. Si le he hecho daño es porque ella se lo buscó y era necesario, solamente así entenderá que si se mete conmigo enfrentará consecuencias muy serias. No me gusta vivir en la indefensión ni que se me trate como a un insignificante pendejo y eso es lo que mi ruin hermana ha hecho.

Karenn habla de mi ego lastimado y viniendo de una mujer tan inteligente y tan bien preparada me doy cuenta de que tiene razón. Yo mismo le había expresado la idea de que temo ser muy narcisista y probablemente detrás de esa característica está mi fuerte tendencia a vengarme de alguien cuando me afecta o me lastima de alguna manera. Hay ya un número de personas que han enfrentado consecuencias graves por haber provocado mi furia y la verdad es que en la mayoría de los casos no me arrepiento, aunque sí veo la necesidad de cambiar esto.

Seguir vengándome de gente que me hace daño podrá brindarme una satisfacción que no es tan efímera, no es que no valga la pena, sino que estaré cayendo en un ciclo que se repetirá incesantemente mientras viva. Todos los seres humanos enfrentamos la hostilidad de otras personas y sus tentativas de hacernos daño, pero un verdadero crecimiento personal implica resolver los mayores problemas existenciales sin hacerse daño y sin herir a otros. Las palabras tan sabias de esta bella mujer a la que quiero tanto: las personas buenas no gastan su energía en ver cómo destruir a su «enemigo» sino en construir, ofrecer, cuidar, proteger.

Karenn constituye una motivación para recuperarme y verme como soy, aprendiendo a manejar y canalizar mi energía destructiva que se manifiesta como necesidad de vengarme, convirtiéndola en energía positiva para dar lo mejor de mí a quien lo necesite y lo acepte.

Eres un bellísimo ser humano, Karenn Kiowa, lo sepas o no. Lo creas o no.

Te quiero.
 

martes, 17 de noviembre de 2015

17 de noviembre, fecha significativa

El pasado viernes 13, me sentí bastante mal porque tenía un catarro que amenazaba con convertirse en gripe, cosa que afortunadamente no sucedió. El sábado vi a mi psicóloga Laura A., no sin antes hablar con mi queridísima Kiowa la noche del viernes.

Ese sábado 14 hice las compras de cada fin de semana y después me dirigí a casa. No me puse a estudiar, pero me pareció que había una justificación, pues me sentía indispuesto, si bien comenzaba a recuperarme. En la noche volví a hablar con mi querida Kiowa, después de cenar, y el domingo continué con mi descanso, tirado en la sala escuchando música y leyendo un libro de cuentos de Alice Munro que había obsequiado a mi madre un par de semanas antes.

Por la tarde me puse mis prendas de ciclismo y me di a la tarea de entrenar en rodillos, sudando copiosamente y haciendo un esfuerzo a intensidad baja y media. Más tarde cené y al acostarme a dormir lo hice sin haberme bañado.

Lunes 16 de noviembre, día de asueto en mi país porque el próximo 20 será aniversario de la Revolución, salí a andar en bicicleta a mi circuito con fuertes pendientes y tuve un ligero altercado con un hombre mucho más joven que yo, que no llegó a los golpes. Continué ejercitándome sin sentirme mal por lo que había pasado y al terminar, dos horas y media más tarde, tuve la sensación de que le había hecho daño a alguien.

Hoy martes 17 de noviembre parece una fecha significativa, pero debería dejar de serlo. Vinculo a este día la fecha de nacimiento de Galia, una mujer gorda y tonta que hoy cumple 45 años y de quien tengo muy malos recuerdos, una persona a la que no he visto en cerca de 20 años y a quien no espero volver a ver.

Más importante, un lunes 17 de noviembre, hace 18 años, comencé a trabajar en una maquiladora donde tuve muy buen desempeño y donde por ello, mi jefe, un individuo al que yo consideraba mi amigo, me echó a la calle dos meses y medio después, al comenzar el mes de febrero del siguiente año. Comenzó entonces el segundo periodo de infierno en mis cerca de 34 años de existencia (1998).

El hecho es que ahora tengo una nueva oportunidad. El sábado le dije a Laura, mi psicóloga, que no soy muy dado a creer en Dios, y la verdad es que en seis meses y fracción no le he dado gracias por este cambio tan positivo en mi vida.

Lo haré. Lo prometo.

Te quiero, Karenn Kiowa.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Problemas cotidianos, trastorno límite de la personalidad, recuperación

En menos de 40 minutos el viernes 13 de noviembre habrá terminado laboralmente, junto con la semana. Ya me depositaron mi catorcena y me dispongo a descansar el fin de semana, que será largo porque no trabajaremos el lunes, asueto bienvenido.

Extraño a Karenn Kiowa, pero no sé si vamos a retomar nuestra relación de amistad muy cercana porque no me gusta su tendencia a censurarme y a mostrarse intolerante conmigo. Por otra parte, he tenido poco trabajo pero he estado activo, traduciendo documentos que muy probablemente me van a asignar más adelante y la inmersión en el tema me conduce a aprender y lo que era desconocido comienza a dejar de serlo y a tornarse interesante.

Mañana sábado veré a Laura A., y no sé qué voy a decirle. Pienso en las dificultades cotidianas en el trabajo, que no son graves, pero que son provocadas por comportamientos incorrectos de muchos compañeros de trabajo, tanto en la oficina como en el comedor, etc., y cobro conciencia de que tengo que aprender a tolerar a gente que presenta comportamientos inadecuados, simplemente porque son muchos. Comienzo a comprender lo que se conoce como "patología de la normalidad", en la que lo normal es estar mal, en el caso al que me refiero, lo normal es no tener educación, no tener consideración por otras personas y mostrar poco o nulo respeto por el prójimo.

Indudablemente, en mi país hay una descomposición social muy grave, de la que casi nadie tiene conciencia. Nos escandalizamos de los abusos que comete la clase gobernante, que en su mayoría no son otra cosa que una bola de delincuentes, psicópatas y prostitutas y no nos damos cuenta de que son lo que engendra una sociedad carente de honestidad y de principios. En fechas más o menos recientes he llegado a sentir malestar muy intenso cuando he sido ignorado por compañeros de trabajo (me afecta más cuando viene del género femenino), que se comportan como si sus colegas fuesen muebles o botes de basura. No sé si esto es una manifestación de deshumanización o simplemente estupidez pura.

Al leer escritos en Quora, una red social muy interesante, me he topado con el trastorno límite de la personalidad, y con la descripción del infierno que es vivir con él. Alguien escribió que es como tener quemaduras graves en el 95% de la piel, por lo que el mínimo contacto o el mínimo movimiento provoca un dolor espantoso. Así ha sido buena parte de mi vida como adulto y si bien el dolor ha dejado de ser tan intenso, sigue presente.

Ahora tengo un conflicto con una compañera de trabajo fea, gorda y estúpida y que con esas características no debería de significar nada para mí. La muchacha tiene 30 años de edad y presenta un sobrepeso grave, lleva una vida sedentaria, come compulsivamente, su nivel intelectual es verdaderamente pobre y manifiesta su estupidez hablando con mucha frecuencia y riéndose con muchas ganas de sus muy numerosas idioteces. Creo que el vocabulario con el que la describo expresa la furia que siento contra ella (por su hostilidad y su grosería manifiesta), y al mismo tiempo que le doy una importancia que no merece.

La directora de mi departamento me considera responsable, eficiente y muy dedicado; en otras palabras, confiable y valioso. Mi compañera la gorda tonta parece estar en una mala situación laboral, pues bromea mucho al hablar de la posibilidad de que pronto tenga que irse de la empresa (sugiriendo que la van a correr), lo que debe dar una idea de la inteligencia que tiene. Hace poco tiempo, mientras una entidad de gobierno realizaba una auditoría que duró dos semanas, la directora le pidió una información a la gorda tonta y le habló con mucha dureza, algo que yo no le había visto hacerle a nadie. Eso confirma mis sospechas.

En todos los grupos de personas se encuentran las mismas personalidades y los mismos comportamientos, aunque las manifestaciones y las proporciones puedan ser diferentes. Como individuo que presenta un trastorno límite de la personalidad, me cuesta trabajo tolerar las situaciones de estrés y la frustración, pero he hecho avances y continuaré haciéndolos.

Ha llegado el momento de la recuperación.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Beyond 50, back to learning

I can write in this foreign language and what I write can be understood although it is not written correctly. I remember one time back in 1991 I went out for a cup of coffee with a woman who was a classmate in an English class (advanced level) and I told her that I liked translating so much that I’d want to do that for a living. Well, at last I am an English-Spanish translator.

I translate occasionally from Spanish into English (I work in a pharmaceutical company which makes generic pharmaceuticals) but I am positive that I don’t do that correctly. When I began translating pharmaceutical documents and medicine articles I came across the term ‘scientific writer’. It sounded beautiful to my ears. It occurred to me that I’d want to be just that. I am not much of a scientist. To say the truth I am not a scientist at all. I dropped out of college unable to finish a major in electronic engineering. Anyway I spent long periods of time locked in my bedroom studying by myself and I became proficient with math and other related subjects. I have a good science background but I have to apply myself to learning to write properly in English, the most important language in the world.

At the same time I have to learn to write proficiently in Spanish, my mother tongue. This can sound preposterous but truth be told, must people in Spanish spoken countries are unable to handle their tongue properly. In my country, our educational system is so ineffective as to render a large portion of our population functionally illiterate.

Well that is not my case. I can write in Spanish well enough but my mind is always in turmoil due to my ADHD and at the same time I seem to lack the will to review my writing before I post it in a blog or a social network.

I am past 50 and I intend to learn how to write properly in both languages. That is a challenge and an interesting journey. I hope to see you on the road.

I love you Karenn Kiowa.

Dormir y soñar

En poco más de un mes se cumplirán ocho años de la muerte del cerdo que tuve por padre, y hoy lo odio tanto o más que el día que se fue de este mundo.

He soñado con él muchas veces y la mayor parte del tiempo aparece un sentimiento de impotencia ante sus agresiones verbales y mi incapacidad para defenderme, más aún, ante mi incapacidad para devolver los golpes. Otras veces, he soñado que el borracho depravado se encuentra al borde de la muerte y sólo es cuestión de horas para que desaparezca de mi vida y días más tarde está de pie otra vez, retomando sus actividades cotidianas, de las cuales la más importante es sumirnos a mi madre y a mí en la desesperación por no poder escapar de un infierno eterno e incambiable. Por el contrario, mi hermana Yolanda y su esposo el vividor mantenido se sienten muy a gusto compartiendo sus vidas con el monstruo y mis reclamos por no haber permitido que se fuera no son escuchados y quedan en la nada.

Anoche soñé otra vez con el hijo de puta, sólo que esta vez hubo en mi sueño una variación importante: le propinaba golpes físicos fuertes, lograba lastimarlo. El escenario era algo parecido a la primera casa que habitamos al llegar a esta ciudad, hace 37 años. El cerdo me ataca sin lograr hacerme ningún daño y yo respondo arremetiendo contra él en una embestida en la que me valgo de un mueble, como si fuera un automóvil con el que intento atropellarlo. Lo que haya sucedido después no importa, lo que cuenta es que esta vez el maldito se ha sentido lastimado y a merced del hijo al que le ha destruido la vida.

No sé nada sobre interpretación de sueños, pero deduzco que al haber atacado y lastimado a Yolanda, el principal aliado de mi monstruoso progenitor, de alguna manera vulnera la entidad diabólica que constituyó el ser depravado que mató a su hija menor, arruinó a su único hijo varón, cultivó en su estúpida hija Yolanda un carácter incestuoso y traicionero y robó y trató de matar a la madre de sus hijos. De Mónica, mi hermana gemela no sé qué decir; es una vieja horrorosa pero no sé si eso sea una secuela de la convivencia con nuestro padre.

Justicia en nuestras vidas, después de todo.

martes, 10 de noviembre de 2015

De mentiras, falsedad y destructividad

El patrón de comportamiento de mi padre consistía en violentar a su esposa y a sus hijos y no conforme con ello invitar a personas ajenas a la familia a sumarse a esa violencia. A mi manera de ver eso es un acto de traición, pues cuando una persona forma una familia se compromete a tener con ella una relación de amor, de respeto y de protección ante los ataques que inevitablemente llegarán del exterior. Mi padre hizo lo contrario, pues estableció con su familia una relación de odio (aunque en diferentes grados), de absoluta ausencia de respeto y puso las condiciones para que otras personas agredieran a su familia.

Tanto mi hermana Mónica, de mi edad como mi hermana Yolanda, cuatro años más joven, han involucrado a sus respectivos cónyuges para agredirme, mostrando ambas una absoluta falta de conciencia sobre lo que han hecho y sobre la gravedad de sus actos.

Ambas tienen en común ser personas muy dominantes, que durante nuestra niñez y adolescencia hubieran querido tener autoridad sobre el resto de sus hermanos (yo era el único varón, con tres hermanas) y dar órdenes y tomar decisiones; estar solamente por debajo de nuestros padres. Las dos resintieron haber nacido hembras, sexo femenino, conmigo como hermano, sexo masculino. Además, consideraban que yo había heredado los mejores genes y el cociente intelectual más alto. El par de tontas no tomaron en cuenta que yo nací con estrabismo divergente y con una condición cerebral que acarrearía problemas de aprendizaje y de comportamiento. Por si esto fuera poco, mi padre reservaría todo su odio para mí por recordarle a su progenitor y me lo haría pagar por el resto de su vida.

En 1990, Verónica, mi hermana menor (que en paz descanse) tenía 18 años y terminó la preparatoria con buenas calificaciones. El alcoholismo de mi papá había provocado el quebranto económico y ello imposibilitó que Vero ingresara a la Universidad y en el año que siguió, se embarazó y se fue de la casa con su novio, con quien se casó por lo civil para después irse lejos y evitarle problemas a mi mamá, sabiendo que nuestro padre la haría responsable por su embarazo.

Verónica, el miembro más joven de mi familia trajo a mi vida a más personas dañinas, pues debido al nacimiento de su hijo en noviembre de 1991, Yolanda conoció a Enrique, hermano de Marlon, esposo de Verónica.

A principios de 1992, Yolanda contaba con 23 años cumplidos y pese a ser una muchacha de buena presencia no tenía quien le hiciera la corte y temía quedarse solterona, sin hijos y sola. Cuando conoció a Enrique, debió darse cuenta de que ese individuo (supuestamente un año más joven que ella) era un perdedor por naturaleza, pues se hallaba desempleado y su escolaridad era primaria, sin ninguna justificación para ello. Ese par se involucraron fuertemente y después de algún tiempo decidieron casarse, sin tener empleo ni ningún medio de subsistencia, sin muebles, sin un lugar donde vivir, sin nada. Mi padre hizo posible esa unión, que se llevó a cabo el sábado 14 de agosto de 1993, día en que mi terrible progenitor cumplió 56 años.

He mencionado antes que Enrique, mi supuesto cuñado porque en realidad ese matrimonio es nulo, una vez que se hubo casado con mi hermana, pretendió entrar en mi casa y en mi familia como el hijo que muchos años antes sufrió un despojo y regresa a reclamar lo que es suyo. Quiso para sí a mis padres, a mis hermanas, al inmueble que habitábamos, y quiso convertirse en el buen hijo que mis padres no tuvieron. No tengo duda de que este individuo es un desequilibrado mental, pero no puedo sentir ninguna empatía por un lacra como ese y tengo bien claro que sus problemas no son culpa mía en absoluto. Bastante locura y bastante porquería había en mi vida como para que este gigoló de quinta viniera a causarme más problemas de los que ya tenía.

 Después de 22 años, que en su mayor parte ha pasado sin trabajar, Enrique me ve como a un hombre débil, incapacitado mentalmente, inferior a él; es increíble a lo que este imbécil es capaz de llegar.

Una vez que Yolanda se hubo ido de la casa en julio de 2014 (después de vivir ahí con su familia durante un año y medio), le envié un correo electrónico diciéndole lo que pensaba de su comportamiento y el de su esposo y mencionándole que considero a ese mantenido muy inferior a mí, en buena parte por su mínima escolaridad y ella y su padrote hablaron largo y tendido sobre el niño mimado que yo era a mis 50 años, por no haber carecido nunca de nada, por haber contado toda mi vida de la sobreprotección de mis padres y el resto de mi familia. Esto proveniente de mi hermana que conoce perfectamente bien la historia de mi vida, y de su esposo, el padrote que se casó con una perfecta idiota para que lo mantuviera.

Y me pregunto, ¿qué pasaría por la cabeza de mi sobrino Marlon cuando mi hermana y su cónyuge padrote le hablaban de mí, diciendo que no trabajaba y vomitando veneno, habiendo visto a este sinvergüenza durante los últimos dos años que vivieron en Tepic, quedarse en casa navegando en internet y perdiendo el tiempo mientras su esposa se iba a trabajar cada mañana ausentándose durante la mayor parte del día?

Enrique, el esposo apócrifo de mi hermana Yolanda, que vive con una identidad apócrifa y documentos ídem, quiere engañar a sus hijos y a toda la gente que conoce a esa familia mintiendo sobre su escolaridad y sobre lo que ha hecho con su vida. Mi sobrina Paola sigue el mismo camino que su mamá, creyendo afirmaciones e historias que conscientemente sabe que son falsas, pero independientemente de lo que otras personas crean o no, ¿qué sucederá con los mayores responsables, esa pareja?

Creo sinceramente que todos los seres humanos nos mentimos a nosotros mismos, pero varía el grado en que cada quien lo hace. Cuando la falsedad es enorme, se cae en comportamientos muy destructivos que tarde o temprano ponen a quien los asume al borde del abismo.

Eso me releva de la responsabilidad de cobrársela, de hacerle daño a gente como esa.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Smartphone, internet y el desperdicio de tiempo y energía

Una vez que dejé de hablar con Karenn, debido a nuestro disgusto, decidí dejar de usar mi Smartphone, con el que además de hablar, usaba principalmente twitter y el Messenger conocido como what’s up. Si mi amistad con esta bella mujer no se reanuda, es bastante probable que deje de usar ese teléfono inteligente (limitándome a usar mi teléfono celular sencillo) porque el uso de ese dispositivo sofisticado (el Smartphone) supone un gasto que si bien no es muy cuantioso, indudablemente es un desperdicio, no sólo de dinero sino también de tiempo y de energía.

No voy a encontrar alivio a mi soledad en twitter, ni voy a aprender nada en esa red social. No me atrevo a decir que eso sucedería con todas las redes sociales porque por supuesto no las conozco a todas y además hay algunas que ofrecen información útil, como Quora.

No tengo internet en casa porque tengo un adeudo con la empresa que me lo proporciona, pero si me pongo a estudiar la estructura del idioma inglés y química analítica es probable que lo pague. Esto por la cantidad de información que puede hallarse en la red, libre de cargo.

Por otra parte, tener internet en casa me permitiría tener más actividad en mis blogs y la escritura, independientemente de que su calidad no sea la mejor, sería parte del entrenamiento, de la capacitación a la que me estaría sometiendo, como el autodidacta que soy.

Karenn, mi bella amiga me hizo notar que vivo como si el mundo entero girara alrededor mío y no lo dudo en lo más absoluto. Eso pudiera deberse a que voy por la vida sin objetivos planteados, sin una ruta trazada y eso me hace verme a mí mismo como una navecilla a la deriva, sin mucha presencia y muy al pendiente del comportamiento de otras personas y de cómo me ven.

Si por el contrario, tuviera objetivos bien planteados y estuviera persiguiéndolos activamente, de manera cotidiana, tendría más seguridad en mí mismo y eso se notaría en mi comportamiento, en mis pensamientos, en mi discurso e incluso en mi lenguaje corporal. Es posible que eso pudiera darme un mayor atractivo ante el género femenino y mucho de mi comportamiento a la vez agresivo e impulsivo, desaparecería. Mi agresión y mi impulsividad parecen provenir en buena parte de mi inseguridad.

Quisiera pensar que vas a regresar a mi vida, Karenn Kiowa.

Te quiero.
 

Atardecer del viernes, acercándome al fin de semana

Como había comentado antes, a partir del sábado 9 de octubre comencé a tomar ácido valproico cada ocho horas, como estabilizador del estado de ánimo, en lugar de valproato de magnesio cada 12 horas. Es posible que a veintitantos días, ese medicamento haya comenzado a hacer su efecto. Ha disminuido mi proclividad a los estallidos de furia y mi impulsividad en buena medida. Tuve un conflicto con Karenn, esa hermosa mujer que durante unos dos meses fue mi confidente y mi amiga. La extraño.

El fin de semana está a punto de comenzar y parece una buena oportunidad para vivirlo de una manera diferente, a dejar de desperdiciar ese tiempo libre. Mañana a las 12:00 horas veré a Laura A., mi psicóloga y después me dirigiré al centro a hacer compras y al regresar tendré tiempo que deberé utilizar para estudiar algo sobre química analítica (porque son conocimientos necesarios en mi trabajo) o a estudiar sobre la estructura del idioma inglés (paralelamente con la estructura del español), o literatura. No sé qué hacer respecto a mis creencias religiosas, las cuales casi han vuelto a desaparecer de mi existencia. No sé si después de comenzar a leer “las venas abiertas…” de Eduardo Galeano, pueda separar la violencia y la letalidad del cristianismo de la creencia en un Dios que ama a todos sus hijos por igual y reprueba y castiga a quienes lo traicionan y cometen crímenes en su nombre.

Al obtener el empleo que tengo, que se me negó prácticamente toda mi vida, pensé en tener un buen desempeño para poder conservarlo, además de ser visto como una persona productiva y valiosa. Por lo demás, nunca planee nada profesionalmente, hacia donde moverme y me parece que en cierta forma eso tenía sentido, pues desconociendo por completo el trabajo en este campo, no tendría mucho sentido trazar una ruta a seguir. En lo que se refiere a qué hacer con mi vida, me visualicé ganando dinero suficiente para vivir decorosamente y practicando mi deporte, el ciclismo de ruta (sin competir, solamente entrenando) como un medio para seguir retrasando la llegada de la enfermedad, la vejez y la muerte.

Afortunadamente mis ideas comienzan a cambiar y si bien aún no tengo una clara idea de hacia dónde ir profesionalmente, sí redescubro mi potencial y me planteo como objetivo aprender lo necesario sobre química analítica y sobre cómo escribir correctamente en inglés. Debo decir que simultáneamente debo hacer lo mismo con el español, pues si bien mi redacción es competente, mi conocimiento del idioma es muy empírico.

Por otra parte, he pretendido escribir relatos de ficción desde hace muchos años, pero de alguna manera mi creatividad está bloqueada. ¿Pudiera ser que el resentimiento constituye un obstáculo que no permite un flujo de ideas que pudieran dar forma a una narración estructurada y coherente?

Hasta ahora he tenido éxito cuando se trata de lastimar a alguien mediante la escritura. Si bien no tengo estudios sobre psicología, sí soy muy observador y al convivir con una persona puedo darme cuenta de cuáles son sus deficiencias como ser humano, dónde le duele y de qué pie cojea. Si esa persona me da motivos, si me ofende o hace algo que me lastime de alguna manera, puedo narrar mis experiencias al convivir con ella y poner mis escritos donde puedan ser leídos. Los golpes y el daño que producen son dignos de tomar en cuenta.

lunes, 2 de noviembre de 2015

Días con muchos acontecimientos, posiblemente significativos

Karenn fue una persona extraordinaria a quien conocí en twitter, la red social. No sé por qué razón decidió irse de mi vida, muy probablemente porque teme a que alguien la quiera y no quería eso de mí.

Es tan triste querer abrazar a una mujer, querer dar y recibir afecto y no poder conseguirlo. Me he esforzado en la medida de lo posible y habiendo terminado mi juventud estoy solo, sin pareja, sin amigos, viviendo con mi madre, presa de mi pasado difícil y sin poder relacionarme con otras personas, pues invariablemente aparece el conflicto. En buena medida, vivo en un estado de anhedonia que se funde con una distimia y dan como resultado una combinación dolorosa. Los fines de semana paso la mayor parte del tiempo tendido en el sofá de la sala, viendo (más bien escuchando) películas en DVD y videos musicales. Cuando salgo de la casa, busco en qué gastar el dinero (que de todos modos no es mucho) y pese a que tengo material que estudiar y libros que leer, prácticamente no hago nada.

Ahora que Karenn decidió irse de mi vida, ya no tengo con quien hablar por teléfono y por esa razón he decidido dejar de utilizar mi Smartphone, pues lo usaba para eso y para pasar mucho tiempo en twitter, mi mecanismo de evasión que no me va a resolver mis problemas. Encuentro amigas o parejas potenciales (el género masculino no me interesa) pero jamás llego a nada y siempre resulta de lo más doloroso. Me ha sucedido eso con redes sociales desde hace nueve años y si bien no han sido un fracaso absoluto, no me han llevado a superar mi situación, mi dolorosa existencia de soledad.

En este momento me siento triste, pero al mismo tiempo tengo un presentimiento que por supuesto no puedo explicar. Siento mi juventud ya terminó y jamás voy a recuperar lo que perdí, pero hay otros senderos que si bien pudieran llevarme a conseguir algo diferente, no tendría por qué ser menos de lo que habría sido mío por méritos propios. Si bien la vida no tiene por qué ser  justa, tampoco tiene por qué ser injusta. Mi padre trató de arrastrarme en la caída, en su grandiosa autodestrucción y casi lo consiguió, pero sobreviví; mi “amigo” David me pegó por la espalda y me mandó a un infierno peor que el que ya conocía; mis hermanas Mónica y Yolanda, con sus respectivos cónyuges me han atacado mostrando su pobreza personal y muchas personas me han violentando simple y sencillamente porque se han dado cuenta de que soy vulnerable y pensaron que podían hacerme daño y no tenían nada que temer de mí. Creo firmemente que todo esto es cierto, pero también siento que el barco podría estar dando un giro de 180 grados porque me lo he ganado. Por alguna razón, al inicio de mi edad adulta decidí verme, observarme, evaluarme como lo que era y lo que percibí no me gustó, pareció poco y me avergoncé de ello, decidí esforzarme para superar mis deficiencias. Desde el momento en que tuve la oportunidad de volver a trabajar y lo hice con la energía que me caracteriza, comenzó a manifestarse ese buen presagio que continuó con haber conseguido este empleo, oportunidad que he aprovechado y donde continuaré desarrollándome pues todavía no soy viejo, y todavía respiro.

Si algún día quieres regresar a mi vida serás bienvenida, Karenn Kiowa. Te quiero.

Fin de semana difícil, dolor en nuestras vidas

El jueves comí algo que me hizo daño y por ello y por otras causas, el viernes fue un día difícil. Al terminar el día, ya en mi casa, hablé por teléfono con mi amiga Karenn como hice cotidianamente durante varias semanas, y no sé por qué ella me dijo algo terrible, fue muy injusta conmigo diciéndome que el único interés que yo tenía hacia su persona era tener sexo con ella. Me queda claro que esa mujer tiene que irse de mi vida, pero me sigue doliendo esa pérdida y al mismo tiempo me siento muy decepcionado. Si yo solamente la buscaba para eso, ¿por qué pasó tantísimas horas hablando conmigo?

Karenn no soporta que alguien la quiera, o por lo menos, no aceptó la idea de que yo pudiera quererla, cosa que supone un problema, pero eso no le da derecho a faltar a la verdad. Que me levante un falso y me lo sostenga en mi cara constituye una bajeza y me doy cuenta de que quería deshacerse de mí y si fuera una persona honesta me lo hubiera dicho, pero en lugar de eso decidió provocar mi furia haciendo algo incorrecto para después culparme por haberla violentado.

Como lo había hecho otras veces, me echó un rollo interminable sobre un pendejo al que conoció en twitter, la red social en la que me conoció a mí, y me relató sus encuentros con ese tipo, cómo acudió a tomar café y le explicó que no podía involucrarse con él en una situación sexual en ese momento y cómo el interés patológico de él por ella creció exponencialmente y en fin, una sarta de idioteces que no tienen nada que ver conmigo. En el pasado, yo le había pedido varias veces que dejara de hacer eso, pero ella no lo quiso entender y con su acusación absurda, injusta y mal intencionada, me propinó un golpe que se sumó a las dificultades que ya tenía y a otras que enfrentaría en un fin de semana especialmente difícil.

El sábado por la mañana, tuve apagado mi Smartphone hasta después de las 10 y cuando lo encendí, aparecieron varios mensajes que pensé provenían de Karenn; yo me encontraba en el baño cuando oí sonar la aparición de esos mensajes y después sonó mi teléfono; por supuesto, no pude tomar la llamada. Al salir del baño, vi en mi celular que los mensajes y la llamada perdida provenían del Smartphone de Laura A., mi psicóloga que me informaba que no iba a poder atenderme por algo que en un principio pareció una apendicitis y luego se descartó y se diagnosticó un virus intestinal.

En el transcurso de la mañana me sentí extremadamente cansado y con las secuelas de la enfermedad estomacal, o lo que sea que me haya afectado. Salí tarde de la casa (cerca de las 13:00 horas) y me dirigí al centro a hacer compras y conforme me dirigía a esa área de la ciudad, pensé en mi perrita maltés, de nombre Candy, que estaba agonizando y sufriendo mucho. Yo la había bañado con agua tibia y al dejarla tendida en el sol, en la cochera, ella lloraba dolorosamente. Le hablé a mi mamá por teléfono y le pedí que le diera suero con una jeringa, directamente en el hociquito, para tratar de hidratarla y así lo hizo mi madre, acción que disminuyó el sufrimiento de mi amada perrita, pero sólo en cierta medida. Encontré una veterinaria donde me dieron el teléfono para llamar por la tarde y darle al veterinario mi domicilio, para que acudiera a aplicarle la eutanasia, pero el maldito imbécil no trabajó en la tarde y en consecuencia, mi perrita siguió sufriendo. En algún momento, entre el sábado 31 de octubre y el domingo 1 de noviembre, Candy, mi perrita maltés murió y si bien sentí alivio porque había dejado de sufrir, también sentí una profunda tristeza porque no fue mucho lo que pude hacer por ella.

Ese animalito extraordinario me quiso mucho, me dio todo lo que tenía sin pedirme a cambio casi nada.

El domingo salí a hacer unas compras a un tianguis, pero cambié de opinión y me dirigí a Gandhi donde compré dos libros de Alice Munroe (Nóbel de literatura) para mi madre. De regreso, pasé por un centro comercial donde hay wifi y tuve un diálogo vía what’s up con Karenn. Sintiéndome extremadamente cansado, me fui a casa donde se hallaba el cadáver de mi queridísima Candy en la sala y pasé el resto del día y de la noche echado, entre dormido y despierto, mejorando poco a poco en mi estado físico, no así en mi estado anímico.

En la noche, decidí llamarle a Karenn y ella me reiteró que mi interés en ella era puramente sexual y di por terminada la llamada, dándome cuenta de que hay situaciones que no tienen remedio. Después la ofendí vía mensaje y la amenacé con hacerle daño escribiendo sobre ella en internet, cosa que nunca tuve intenciones de hacer.

El día lunes 2 de noviembre, día de los muertos, comenzó un poco tarde. Salí de la cama a las 7:00 horas haciendo un esfuerzo y después de tomar café, cavé un hoyo poco profundo en el patio trasero en el que deposité el cuerpo de Candy, mi adorada perrita maltés.

En octubre de 1998, un año terrible para mí, murió mi perrita Michelle, otra maltés que también se fue trágicamente. El primer maltés que tuve fue el Robin, en Cd. Obregón cuando yo contaba con unos tres años de edad, al que mi padre se llevó y abandonó en alguna parte porque odiaba a los perros, tomando como pretexto que lo había desobedecido.

Algo positivo es que ese hijo de puta que tuve por padre también se haya ido. Cabe la pena recordar que sus cenizas se fueron por el excusado.

La vida continúa.

Lastimé a mi hermana, y a su esposo

Han pasado tres semanas desde que comenzó el asunto que culminó en haber lastimado a mi hermana Yolanda y a su esposo Enrique. Como siempre, mis sentimientos a ese respecto son ambivalentes: por un lado, pienso que no debería sentirme mal porque ellos me lastimaron a mí sin que yo les diera motivo, simplemente porque podían y no había ninguna justificación para que lo hicieran; por otro lado, siento que independientemente de lo que haya hecho, Yolanda sigue siendo mi hermana y su esposo es un individuo con enormes carencias, que se acerca al medio siglo de vida y no ha estudiado, no ha construido nada, ha desperdiciado su vida, vive con complejo de gusano, sin autoestima y sin el respeto de nadie que lo conozca y lo peor está por venir, pues no va a poder evitar que sus hijos lo vean con una mezcla de lástima y desprecio por ser un fraude como persona, un mentiroso y un farsante.

Con esa relación de codependencia, mi hermana está arruinando su vida y la de su familia, la de sus hijos. Yolanda muestra la misma orientación ante la vida que mostró mi destructivo padre, aferrarse a la mentira, a la falsedad, al autoengaño. Hace como dos años, me dijo que ella había solicitado en Walmart un empleo de gerente para fin de semana, que su esposo no podía aplicar porque ese puesto no se lo dan a alguien que tenga preparatoria. Así, mi hermana se une a la farsa, en lugar de estimular a su esposo para que estudie, o incluso exigírselo.

Si Enrique enfrentara la verdad sobre lo que es y lo que no es, y decidiera que necesita elevar su nivel de escolaridad para desarrollar autoestima y mejorar su calidad de vida, incluso para ganar el respeto y el amor de sus hijos, podría hacer un esfuerzo cotidiano que duraría años y encontraría en el proceso un enorme crecimiento personal. No sé cuáles fueron las causas que motivaron a Enrique a abandonar la escuela en una etapa tan temprana (al terminar la primaria), parece muy obvio que fue una manera de rebelarse en contra de algo, de sus padres, de una existencia difícil, de una situación que consideraba injusta, no sé; pero sea lo que sea, nadie está condenado a vivir en una prisión por los errores que cometió en el pasado, los seres humanos podemos cambiar nuestro destino.

Al pretender hacer que la realidad sea como ellos quieren que sea, Enrique, Yolanda y su hija Paola, ponen las condiciones para un fracaso del que no es posible escapar de ninguna manera, tal como hizo mi padre, un individuo destructivo que al aferrarse a la mentira acabó con su vida destruyendo al mismo tiempo el menor vestigio del respeto que todo ser humano se debe a sí mismo.

No entiendo por qué tantas personas se niegan a entender conceptos tan elementales.