viernes, 6 de noviembre de 2015

Smartphone, internet y el desperdicio de tiempo y energía

Una vez que dejé de hablar con Karenn, debido a nuestro disgusto, decidí dejar de usar mi Smartphone, con el que además de hablar, usaba principalmente twitter y el Messenger conocido como what’s up. Si mi amistad con esta bella mujer no se reanuda, es bastante probable que deje de usar ese teléfono inteligente (limitándome a usar mi teléfono celular sencillo) porque el uso de ese dispositivo sofisticado (el Smartphone) supone un gasto que si bien no es muy cuantioso, indudablemente es un desperdicio, no sólo de dinero sino también de tiempo y de energía.

No voy a encontrar alivio a mi soledad en twitter, ni voy a aprender nada en esa red social. No me atrevo a decir que eso sucedería con todas las redes sociales porque por supuesto no las conozco a todas y además hay algunas que ofrecen información útil, como Quora.

No tengo internet en casa porque tengo un adeudo con la empresa que me lo proporciona, pero si me pongo a estudiar la estructura del idioma inglés y química analítica es probable que lo pague. Esto por la cantidad de información que puede hallarse en la red, libre de cargo.

Por otra parte, tener internet en casa me permitiría tener más actividad en mis blogs y la escritura, independientemente de que su calidad no sea la mejor, sería parte del entrenamiento, de la capacitación a la que me estaría sometiendo, como el autodidacta que soy.

Karenn, mi bella amiga me hizo notar que vivo como si el mundo entero girara alrededor mío y no lo dudo en lo más absoluto. Eso pudiera deberse a que voy por la vida sin objetivos planteados, sin una ruta trazada y eso me hace verme a mí mismo como una navecilla a la deriva, sin mucha presencia y muy al pendiente del comportamiento de otras personas y de cómo me ven.

Si por el contrario, tuviera objetivos bien planteados y estuviera persiguiéndolos activamente, de manera cotidiana, tendría más seguridad en mí mismo y eso se notaría en mi comportamiento, en mis pensamientos, en mi discurso e incluso en mi lenguaje corporal. Es posible que eso pudiera darme un mayor atractivo ante el género femenino y mucho de mi comportamiento a la vez agresivo e impulsivo, desaparecería. Mi agresión y mi impulsividad parecen provenir en buena parte de mi inseguridad.

Quisiera pensar que vas a regresar a mi vida, Karenn Kiowa.

Te quiero.
 

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