viernes, 13 de noviembre de 2015

Problemas cotidianos, trastorno límite de la personalidad, recuperación

En menos de 40 minutos el viernes 13 de noviembre habrá terminado laboralmente, junto con la semana. Ya me depositaron mi catorcena y me dispongo a descansar el fin de semana, que será largo porque no trabajaremos el lunes, asueto bienvenido.

Extraño a Karenn Kiowa, pero no sé si vamos a retomar nuestra relación de amistad muy cercana porque no me gusta su tendencia a censurarme y a mostrarse intolerante conmigo. Por otra parte, he tenido poco trabajo pero he estado activo, traduciendo documentos que muy probablemente me van a asignar más adelante y la inmersión en el tema me conduce a aprender y lo que era desconocido comienza a dejar de serlo y a tornarse interesante.

Mañana sábado veré a Laura A., y no sé qué voy a decirle. Pienso en las dificultades cotidianas en el trabajo, que no son graves, pero que son provocadas por comportamientos incorrectos de muchos compañeros de trabajo, tanto en la oficina como en el comedor, etc., y cobro conciencia de que tengo que aprender a tolerar a gente que presenta comportamientos inadecuados, simplemente porque son muchos. Comienzo a comprender lo que se conoce como "patología de la normalidad", en la que lo normal es estar mal, en el caso al que me refiero, lo normal es no tener educación, no tener consideración por otras personas y mostrar poco o nulo respeto por el prójimo.

Indudablemente, en mi país hay una descomposición social muy grave, de la que casi nadie tiene conciencia. Nos escandalizamos de los abusos que comete la clase gobernante, que en su mayoría no son otra cosa que una bola de delincuentes, psicópatas y prostitutas y no nos damos cuenta de que son lo que engendra una sociedad carente de honestidad y de principios. En fechas más o menos recientes he llegado a sentir malestar muy intenso cuando he sido ignorado por compañeros de trabajo (me afecta más cuando viene del género femenino), que se comportan como si sus colegas fuesen muebles o botes de basura. No sé si esto es una manifestación de deshumanización o simplemente estupidez pura.

Al leer escritos en Quora, una red social muy interesante, me he topado con el trastorno límite de la personalidad, y con la descripción del infierno que es vivir con él. Alguien escribió que es como tener quemaduras graves en el 95% de la piel, por lo que el mínimo contacto o el mínimo movimiento provoca un dolor espantoso. Así ha sido buena parte de mi vida como adulto y si bien el dolor ha dejado de ser tan intenso, sigue presente.

Ahora tengo un conflicto con una compañera de trabajo fea, gorda y estúpida y que con esas características no debería de significar nada para mí. La muchacha tiene 30 años de edad y presenta un sobrepeso grave, lleva una vida sedentaria, come compulsivamente, su nivel intelectual es verdaderamente pobre y manifiesta su estupidez hablando con mucha frecuencia y riéndose con muchas ganas de sus muy numerosas idioteces. Creo que el vocabulario con el que la describo expresa la furia que siento contra ella (por su hostilidad y su grosería manifiesta), y al mismo tiempo que le doy una importancia que no merece.

La directora de mi departamento me considera responsable, eficiente y muy dedicado; en otras palabras, confiable y valioso. Mi compañera la gorda tonta parece estar en una mala situación laboral, pues bromea mucho al hablar de la posibilidad de que pronto tenga que irse de la empresa (sugiriendo que la van a correr), lo que debe dar una idea de la inteligencia que tiene. Hace poco tiempo, mientras una entidad de gobierno realizaba una auditoría que duró dos semanas, la directora le pidió una información a la gorda tonta y le habló con mucha dureza, algo que yo no le había visto hacerle a nadie. Eso confirma mis sospechas.

En todos los grupos de personas se encuentran las mismas personalidades y los mismos comportamientos, aunque las manifestaciones y las proporciones puedan ser diferentes. Como individuo que presenta un trastorno límite de la personalidad, me cuesta trabajo tolerar las situaciones de estrés y la frustración, pero he hecho avances y continuaré haciéndolos.

Ha llegado el momento de la recuperación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario