lunes, 2 de noviembre de 2015

Días con muchos acontecimientos, posiblemente significativos

Karenn fue una persona extraordinaria a quien conocí en twitter, la red social. No sé por qué razón decidió irse de mi vida, muy probablemente porque teme a que alguien la quiera y no quería eso de mí.

Es tan triste querer abrazar a una mujer, querer dar y recibir afecto y no poder conseguirlo. Me he esforzado en la medida de lo posible y habiendo terminado mi juventud estoy solo, sin pareja, sin amigos, viviendo con mi madre, presa de mi pasado difícil y sin poder relacionarme con otras personas, pues invariablemente aparece el conflicto. En buena medida, vivo en un estado de anhedonia que se funde con una distimia y dan como resultado una combinación dolorosa. Los fines de semana paso la mayor parte del tiempo tendido en el sofá de la sala, viendo (más bien escuchando) películas en DVD y videos musicales. Cuando salgo de la casa, busco en qué gastar el dinero (que de todos modos no es mucho) y pese a que tengo material que estudiar y libros que leer, prácticamente no hago nada.

Ahora que Karenn decidió irse de mi vida, ya no tengo con quien hablar por teléfono y por esa razón he decidido dejar de utilizar mi Smartphone, pues lo usaba para eso y para pasar mucho tiempo en twitter, mi mecanismo de evasión que no me va a resolver mis problemas. Encuentro amigas o parejas potenciales (el género masculino no me interesa) pero jamás llego a nada y siempre resulta de lo más doloroso. Me ha sucedido eso con redes sociales desde hace nueve años y si bien no han sido un fracaso absoluto, no me han llevado a superar mi situación, mi dolorosa existencia de soledad.

En este momento me siento triste, pero al mismo tiempo tengo un presentimiento que por supuesto no puedo explicar. Siento mi juventud ya terminó y jamás voy a recuperar lo que perdí, pero hay otros senderos que si bien pudieran llevarme a conseguir algo diferente, no tendría por qué ser menos de lo que habría sido mío por méritos propios. Si bien la vida no tiene por qué ser  justa, tampoco tiene por qué ser injusta. Mi padre trató de arrastrarme en la caída, en su grandiosa autodestrucción y casi lo consiguió, pero sobreviví; mi “amigo” David me pegó por la espalda y me mandó a un infierno peor que el que ya conocía; mis hermanas Mónica y Yolanda, con sus respectivos cónyuges me han atacado mostrando su pobreza personal y muchas personas me han violentando simple y sencillamente porque se han dado cuenta de que soy vulnerable y pensaron que podían hacerme daño y no tenían nada que temer de mí. Creo firmemente que todo esto es cierto, pero también siento que el barco podría estar dando un giro de 180 grados porque me lo he ganado. Por alguna razón, al inicio de mi edad adulta decidí verme, observarme, evaluarme como lo que era y lo que percibí no me gustó, pareció poco y me avergoncé de ello, decidí esforzarme para superar mis deficiencias. Desde el momento en que tuve la oportunidad de volver a trabajar y lo hice con la energía que me caracteriza, comenzó a manifestarse ese buen presagio que continuó con haber conseguido este empleo, oportunidad que he aprovechado y donde continuaré desarrollándome pues todavía no soy viejo, y todavía respiro.

Si algún día quieres regresar a mi vida serás bienvenida, Karenn Kiowa. Te quiero.

No hay comentarios:

Publicar un comentario