Esa misma característica la tenía mi padre. Tenía que rodearse de gente muy analfabeta e ignorante para sentirse reconocido y admirado. De hecho, en mi país, esa es una patología que no respeta condición económica, ni nivel educativo, ni nada parecido. Es irónico que Mónica se haya ido de su país para encontrar y contraer nupcias con un hombre de raza blanca que en su corazón, en su espíritu, lleva la semilla de la pobreza personal, de la bajeza. El hijo de puta quiere engañarse a sí mismo y a otras personas con su religiosidad, con su hipocresía, pensando que vive en un mundo de idiotas que no pueden percatarse de su incongruencia.
Utilizando a Mónica para manifestar el desprecio que el semidiós siente por su familia, manifiesta el desprecio que siente por ella. Para Mónica es fácil enojarse con su familia y desahogar esa furia con su hermano, con su hermana y su esposo y sus hijos, porque así evita enojarse con quien debería enojarse, con su esposo, con su semidiós.
Mónica lleva eso en su inconsciente y por supuesto, resulta una realidad muy dolorosa que en algún momento va a resultar imposible de reprimir.
El día que eso ocurra, habrá que sentir pena por ella.
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