lunes, 1 de marzo de 2010

Tiempo de conocerlo a él, tiempo de conocerme a mí


Mónica y yo comenzamos nuestras vidas en el útero de nuestra madre. Estuvimos juntos creciendo y desarrollándonos desde antes del alumbramiento. ¿Cuántos años tenía cuando conoció a su esposo, treinta y cinco, treinta y seis?

A diferencia de mi padre, yo no tengo vínculos incestuosos. No pretendo ser más importante para Mónica que su esposo. Un hermano es una cosa, un esposo es otra. Una persona sana y que no albergara odio y amargura en su interior, jamás permitiría que su esposo se metiera con su hermano o que su hermano se metiera con su esposo. Sabría lo que son los límites y podría identificar a un individuo ruin, perverso y cobarde. No se dejaría manejar como una marioneta, como un auténtico títere.

No hay comentarios:

Publicar un comentario