He escrito sobre mi hermana Mónica, que hubiera querido llegar al mundo sola, pero nunca me he puesto a pensar qué hubiera querido yo. ¿Cómo habría sido llegar al mundo como hijo mayor sin compañía? De todos modos me habrían puesto el nombre de mi padre, deleznable costumbre que tienen tantas parejas y habría sido objeto de la furia de ese mal individuo por ver en mí a su propio progenitor y todo lo demás, pero tal vez mi salud física y sobre todo mental habría sido mucho mejor si no hubiera llegado en compañía de una hermana gemela. Por principio de cuentas, muy probablemente no habría nacido con la visión muy disminuida en el ojo izquierdo, con trastorno por déficit de atención con hiperactividad, con rasgos Asperger aunque sí con una personalidad borderline. Por lo demás, encuentro tan improductivo pensar en una situación hipotética.
No he visto a mi hermana gemela en casi 14 años y lo que sé de su existencia es especulación en un 90%. No sé si en este terreno cae lo que pienso de su esposo Jeffery, que parece deleitarse en promover que Mónica odie y desprecie a su familia, algo no muy congruente con su religión cristiana, con las enseñanzas del hijo de Dios, aunque esto no me sorprende pues los gringos se han distinguido por despojar a tantos pueblos de lo que les corresponde (como sus recursos y sus riquezas naturales) y han asesinado a tantísimas personas de tantas maneras, mostrándose al mismo tiempo tan religiosos que se necesita ser muy tonto para no identificarlos por su incongruencia.
¿Y qué va a hacer ese gringo payaso respecto al cumpleaños de su esposa? ¿Llevarla a celebrar a un restaurant caro? Desde que el pedazo de pendejo me contactó por medio de la red social Quora, mencionando una entrada en este blog (de agosto de 2014) en la que hablo de Mónica, debe estar consolándola, aliviando su sufrimiento y convenciéndola de que es una mártir, abriéndole los ojos una vez más ante lo malvado que es su hermano y lo afortunada que es en tener como cónyuge a un hombre tan maravilloso como él, por lo cual debe darle gracias a Dios de rodillas (y manos, en cuatro patas). Pinche gringo baboso.
Hace tres años, sábado 26 de abril de 2014 fui al centro llevando un sobre de fotografías de cuando Mónica y yo éramos niños y las hice escanear en un café internet para enviárselas por correo electrónico a mi hermana gemela. La maldita idiota me ignoró, que es la peor injuria que puede hacérsele a alguien. ¿Qué le pasa a esta tipa? ¿Lo suyo es idiotez además de enfermedad mental? ¿No se da cuenta, junto con su pendejo esposo que el mayor peligro es para ellos mismos y para sus hijos? A mí me molestan sus comportamientos, pero no vivo con ellos, de hecho estoy a miles de kilómetros, pero sus hijos (en este momento de 11 y 12 años) van a presenciar su descenso a la locura y a pagar las consecuencias.
Bueno, hermana fea e idiota, si quieres volverte loca estás en todo tu derecho. Que te aproveche.
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