En los últimos días mi resentimiento se ha focalizado en mi hermana Mónica, a quien no puedo separar de su cónyuge, el gringo anodino manipulador y poco hombre de nombre Jeffery, que es responsable solo en parte del comportamiento de mi hermana hiena.
De momento esas dos personas son las que aparecen en mi mente como una manifestación de mi incomodidad, del malestar permanente con el que vivo, en tiempos recientes otras porquerías como mi tío Paco, el viejo emasculado desprovisto de hombría y de virilidad ocupó un lugar importante; un poco antes fueron mi hermana Yolanda y su marido vividor remedo de prostituto y durante 19 años David el “amigo” traidor que emuló a Judas Iscariote. Y el que siempre está presente es el alcohólico infame incestuoso y pendejo que tuve por padre. Con tantos enemigos en mi mente, mi estilo de vida es doloroso.
En mi reproductor mp3 tengo mucha música grabada y algunos audio books, uno de ellos ‘man’s search for meaning’ de Viktor Frankl, que he leído y escuchado, pero al que no le he sacado provecho. Es un hecho que tengo rasgos de misantropía, detesto a la gente, quisiera estar rodeado de personas inteligentes de apariencia física agradable y buena actitud y me resulta casi imposible sentir empatía por los pobres, por los desarrapados y la gente inculta o iletrada y analfabeta me provoca furia y no entiendo por qué se reproducen tantas personas que no tienen calidad de vida y no tienen nada que ofrecerle a un hijo.
Pues el hecho es que de pronto pienso en la fotografía de mi hermana Mónica y veo en su rostro mucha tristeza y mucho dolor, cosa que en realidad no lamento, pero no sé si sea mi imaginación pero se me ocurre que pudiera estar padeciendo una enfermedad grave. ¿Si así fuera, qué sentiría por ella?
Durante las horas de la mañana pensé que ya es hora de cambiar el modo como vivo y abandonar este ciclo periódico en el que aparecen en mi mente los recuerdos de un individuo o un grupo de individuos y me provocan una gran incomodidad y la expectativa de que en un futuro a mediano o largo plazo voy a presenciar una serie de calamidades que les van a suceder, a menos que ya hallan muerto, como el caso del cerdo que tuve por padre.
Debería encontrar la manera de manejar ese dolor y esas experiencias difíciles de mi pasado de forma productiva de modo que en lugar de seguir gastando energía psíquica, desperdiciada inútilmente, la canalizara a algo constructivo. Olvidarme de ello no es posible, de hecho eso es un disparate y tan inteligente como tener una herida infectada y dejarla sin atender.
¿Qué va a pasar contigo, Mónica Madrid Jung? ¿Debería importarme? ¿Volveré a verte algún día? Creo que lo que más te haría sufrir sería enterarte de que me recuperé e hice algo con mi vida; de tu pendejo esposo mejor ni hablar.
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