miércoles, 12 de abril de 2017

Kreitler Challenger rollers, seguimos en actividad


A partir del sábado 1 de abril, me ejercito sobre un nuevo set de rodillos Kreitler Challenger de tres pulgadas de diámetro, una pulgada menos que los que usaba antes, lo que supone una resistencia y un esfuerzo mayor.

Desde el último sábado de octubre del año pasado, tengo esa bicicleta Cannondale de fabricación estadounidense, la misma marca que tuve a partir de 1993, que dejé de usar en noviembre de 2000 porque se rompió el cuadro (de aluminio) por desgaste y entonces, con ayuda de mi madre, pude comprar un cuadro del mismo material, hecho en México, de la marca Alu Bike, confiable, pero muy pesado. Es curioso que las tres bicicletas profesionales que he tenido en mi vida han sido de aluminio y de color rojo.

El primer lunes de abril recibí el monitor de ritmo cardiaco comprado también en amazon, de una marca poco conocida, hecho en China, que coloqué en el manubrio y ahora para mis sesiones de ejercicio me pongo el sensor en el lado izquierdo el pecho y pedaleo rápidamente sobre mis silenciosos y pequeños rodillos. Estoy a punto de cumplir 53 años y si bien es altamente probable que mi energía haya disminuido, mis recursos y mi motivación aumentan.

Ahora que tomo topiramato de 100 mg he perdido entre seis y siete kilogramos de peso y habiendo modificado mi alimentación añadiendo ensaladas y legumbres, ha disminuido mi proporción de tejido adiposo y ello da la impresión de que mi masa muscular ha aumentado. No pretendo parecer más joven de lo que soy, simplemente, soy un hombre maduro que ha llevado bien sus cinco décadas terminadas y lo que lleva de la sexta.

A un año y un mes de haber cambiado mi horario de trabajo me he adaptado finalmente. Levantarme en la madrugada ya no parece algo poco natural y el transcurrir del día ha comenzado a dejar de parecer fastidioso y en cambio me siento cada vez más seguro de mí mismo. En dos horas habrá terminado esta semana de trabajo porque los dos días (laborales) que quedan, jueves y viernes, serán de descanso. Ahora tengo dos inquilinas en casa, dos perritas, madre e hija de raza criolla que a la vez de hacer el papel de mascotas, hacen el papel de guardias y cuidan la casa en caso de que algún lacra tenga la ocurrencia de querer meterse a robar, con el peligro añadido de que le haga algún daño a mi madre.

El pasado sábado 1 de abril fue un día con varios eventos. Se entregaron en casa mis rodillos Kreitler Challenger, desayuné con mi queridísima amiga Laura y llegaron mis mascotas Chorreada y Clarita.

La vida cambia, para bien.

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