jueves, 25 de febrero de 2016

Mi soledad, un círculo vicioso, Catch-22

Mientras pasaron los años de mi juventud y edad adulta, pude aprender para el futuro, si bien menos de lo que necesitaba por vivir dentro de una burbuja de irrealidad, pero no me fue posible construir prácticamente nada. He comenzado a trabajar cuando rebaso los 50 años de edad y eso parece un rezago imposible de superar.

Este párrafo introductorio es solamente información necesaria para poder entender el porqué de mis procesos mentales tan inadecuados cuando trato de formarme una imagen mental de lo que soy, y de lo que no soy.

No me gusta mi realidad, ser un hombre insignificante por carecer de una profesión, de un patrimonio, de un historial de trabajo, de relaciones laborales y de un círculo social; lo más importante, carecer de una pareja. Todo esto no sería grave si contara con 21 años de edad, pero tengo 51 y en dos meses a ese número habrá que sumarle uno. Entonces voy por la vida como un individuo invisible al que otras personas no toman en cuenta, o peor aún, al que otras personas señalan como la personificación del fracaso merecido, por haber vivido en la irresponsabilidad y en la holgazanería, algo que no es cierto y en cambio es muy injusto.

Me he formado una imagen de mí mismo que no corresponde con lo que realmente soy, y en cambio no parezco conocer cuáles son mis habilidades, mis cualidades, mis potencialidades.

Soy un individuo tremendamente inseguro y de ahí surge mi violencia verbal, que se manifiesta mucho cuando estoy acompañado de gente que me conoce bien, pero que procuro reprimir entre mis compañeros de trabajo porque no quiero una mala reputación.

Pienso que el maltrato al que fui sometido desde mi más temprana infancia, deformó mi personalidad totalmente. Cuenta mi madre que cuando yo era muy pequeño, jugaba con niños más grandes que frecuentemente me pegaban y entonces yo me alejaba y me aislaba. Mi madre me decía: tú también pégales, defiéndete; a lo que yo respondía: no mami, a mí no me gusta pelear.

Unos cuantos años, al comenzar la educación básica, me formé rápidamente fama de peleonero y en realidad no lo era tanto. La verdad es que no era fuerte ni particularmente apto en la actividad física y mi mal comportamiento se manifestaba haciendo payasadas en lugares y en momentos no apropiados. Lo que sucedía más bien es que en algún momento me metía en una pelea a golpes, y después de bastante tiempo en otra, y con eso las personas que me rodeaban exageraban los eventos y me hacían parecer algo que en realidad no era.

Así comenzó mi educación básica y así continuó con el paso de los años, hasta llegar a la edad adulta, ya con un trastorno de personalidad grave, sin darme cuenta de que el modo como vivía iba a llevarme a lo que más temía: a vivir en la pobreza con todo lo que eso implica, y además a una soledad que en mi vida ha sido como un cáncer que no se puede extirpar.

A lo que quisiera llegar, es que necesito rodearme de personas con las que pueda formar relaciones significativas y mi incapacidad para hacer esto me produce un sufrimiento que he padecido durante décadas, pero eso no lo hace menos doloroso y con mi comportamiento, el modo como hablo, lo que dicen otras personas de mí, consigo ahuyentar a la gente, agravando el problema, lo que da lugar a un Catch-22.

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