A esta señora, que resultó ser bastante tonta le hice un par de comentarios. El primero, que yo no tengo estudios de química. El segundo, que hay unos comandos del programa Word, control + [letra], de los cuales no me sé ninguno, y por supuesto no los uso. Entonces esta señora comenzó a hablarme como si yo fuera un inútil, incapaz de hacer nada. El problema no es que haya gente tonta, el problema es que sea tanta. Sus números abruman. Opté por no dirigirle la palabra.
Después me encontré con que mi jefa directa había puesto a otra empleada, también nueva (creo que es otra auxiliar de documentación, una muchacha muy joven) a terminar un archivo maestro de fármaco que yo había dejado inconcluso. Lo que hizo esta chiquilla, de nombre Griselda fue hacer tablas y ponerles la información, dejando como espacios en blanco todo aquello que fuera texto en el resto de cada página. Cuando mi jefa me pidió que terminara ese DMF (drug master file), me encontré que lo que esa jovencita había hecho no servía para nada y sin usar esas palabras se lo comenté a Esme (diminutivo de Esmeralda, nombre de mi jefa). Le comenté por ejemplo, que la mayoría de los términos eran incorrectos, pues en inglés la sintaxis es diferente. Por ejemplo, ‘method precission’ había sido traducido como ‘método de precisión’, en lugar de ‘precisión del método’ y la porción del documento que habían trabajado tenía todo tipo de sandeces.
Entonces dejé lo que estaba haciendo (otro archivo maestro de fármaco) y me puse a terminar ese que había dejado inconcluso. Hice toda la parte que faltaba y lo imprimí para que fuera entregado a ‘regulación sanitaria’ y así cumplí con mi responsabilidad.
Días más tarde se presentó una situación con Omar, jefe de ‘transferencias de tecnología’ que de pronto comenzó a mostrar una tremenda hostilidad contra mí, cobardemente, como corresponde a un individuo como ese. Podría apostar a que fue a pedir audiencia con la directora del departamento, como corresponde a un roedor arrastrado y cobarde como ese. El problema es que la directora no se deja llevar por chismes e intrigas y el intento de este marica fue inútil y no le sirvió más que para darse a conocer una vez más como un remedo de crótalo.
El problema para mí es darle tanta importancia y gastar tanta energía psíquica en un individuo despreciable como ese. Sus antecedentes laborales son malos e incluso a finales del año pasado cometió un error que le costó a la empresa en lo económico. Tarde o temprano va a volver a pasar y eso le va a costar el puesto.
Hoy es domingo y ya pasan de las 12 horas. He estado leyendo ‘Contigo en la distancia’ de Carla Guelfenbein y eso me proporciona un bienestar considerable, pues me hace sentir que he aprovechado el tiempo. Sigue en mi mente la contemplación de un pasado terrible que se enfoca mucho en los años 70s, cuando yo era un niño y llegaba a la pubertad y a la adolescencia, esos años que vivimos en Toluca, capital del Estado de México, muy cerca de la Ciudad de México donde vivían las familias de mi padre y mi madre. Radicar ahí provocó mucho del desastre que sobrevino después por esa proximidad con personas terribles.
No sé si escribiré sobre eso o no.
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