lunes, 17 de julio de 2017

Lo que queda en mi vida


De pronto abro los ojos y tengo conciencia de que estaba dormido, pero eso que soñé no puedo recordarlo. Más tarde sufro un accidente y sé que eso es lo que soñé, pero no puedo recordar los detalles, si bien sé plenamente que el acontecimiento no fue idéntico.

Y análogamente, en algún momento de mi edad adulta caí en un sueño que la mayor parte del tiempo fue una pesadilla, y de pronto despierto. Darme cuenta de que ya no estoy dormido toma mucho tiempo, meses, incluso años. Desfilan ante mis ojos personajes muy importantes, miembros de mi familia y personas a quienes conocí a raíz de acontecimientos clave en mi existencia. Durante el periodo onírico el dolor estuvo presente, mas de alguna manera supe que me hallaba en un capullo en el que si bien no estaba a salvo de todo peligro, sí conservaba una cierta inocencia un tanto irreal porque creía que contar con una familia me mantendría presente en el mundo al que pertenecía, cuando en realidad no pertenecía a nada.

Una vez que terminó ese periodo de aislamiento tan prolongado que abarcó la mayor parte de mis años 40s y comencé a tener un contacto más cercano con los miembros de esa familia, mi madre y mi hermana Yolanda (con su cónyuge y sus hijos), la convivencia y los problemas derivados de ella me pusieron en contacto con la realidad mostrándome su brutalidad y su crudeza.

¿Qué sigue?

Si me comunicaran que mi vida está por terminar sentiría un gran alivio. No soy un viejo y la verdad todavía estoy lejos de la senectud. A mis 53 años mi fortaleza física, mi resistencia y mi buena salud me colocan en mejor situación que a muchos hombres más jóvenes que yo, y sin embargo, no tengo interés en la vida. He tratado de cambiar mi orientación intentando centrarme en mis fortalezas, cualquiera que estas sean, pero todo parece inútil. Lo que me domina es el dolor, el resentimiento, la soledad, mi incapacidad para relacionarme con otras personas y la percepción de que mi vida ha sido injusta y que los cambios llegaron demasiado tarde.

¿Estoy ante un dilema? No lo creo. Hay gente que ha disfrutado violentándome y si se me presenta la oportunidad, lo va a lamentar.

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