domingo, 8 de enero de 2017

Domingo 8 de enero de 2017, 20:06 horas


El fin de semana prácticamente ha llegado a su fin, y digo prácticamente porque los domingos me acuesto temprano para levantarme el lunes a la hora habitual entre semana, las 4:40 horas.

El sábado 24 de diciembre del año pasado, hace escasas dos semanas, recibí mi computadora Hewlett-Packard que compré en amazon.com.mx, con sistema operativo Windows 10 y sin Office. La siguiente semana adquirí ese paquete de Microsoft pirata, en el mercado Libertad, mejor conocido como San Juan de Dios y lo instalé en mi nueva pc. El problema es que no hice la instalación completa y el pasado viernes 6 de enero, cuando intenté usar Word, me encontré con que no podía hacer nada porque lo tenía instalado sin licencia.

Era tarde y me había levantado muy temprano y estaba muy cansado. Pensé entonces en la posibilidad de llamarle a Mónica, la dama a quien le compré el paquete de Office pirata y preguntarle qué era lo que había olvidado hacer. Como me sucede muchas veces cuando encuentro una dificultad, pensé en la posibilidad de comprar el software original, sabiendo bien que vale más de 3000 pesos. Entonces se me ocurrió buscar información sobre Wordperfect, un procesador de palabras que muchas personas consideran mejor que Word y al buscar información en amazon.com.mx encontré que cuesta un poco más de mil pesos.

Bueno, ayer sábado decidí intentar volver a instalar este Office 2016 pirata y esta vez corrí el programita que había omitido antes, esta vez con el internet desconectado, y mi Office quedó funcionando como debe de ser.

He pensado mucho en que debería aprovechar el fin de semana productivamente, pero todo se queda en una idea muy vaga, muy difusa que no toma forma. Lo único que hice fue ejercitarme en mi bicicleta de carreras Cannondale, seminueva con la que tengo dos meses, pues la compré a finales de octubre pasado y el día de hoy fui por la mañana a Walmart comprar alimentos (poco, pues todavía tenemos bastante pavo de año nuevo) y después me dirigí al tianguis de Santa Tere y compré dos playeras.

Regresando a esta idea de aprovechar el fin de semana, pienso en la posibilidad de elevar mucho el kilometraje en bicicleta en esos dos días, sábado y domingo, pero para ello hay una pequeña dificultad, y es que de los tres medicamentos que estoy tomando (un estabilizador del estado de ánimo, un antidepresivo y un antipsicótico) el segundo y el tercero producen cansancio crónico. Esto es un problema porque no puedo dejar de tomar los medicamentos, pero al mismo tiempo, me reconforta saberlo, pues no quisiera pensar que a mis 52 años y ocho meses de edad, el deterioro físico asociado con el paso del tiempo ha llegado a mi vida.

Además, tengo que estudiar la ortografía del español, pues para el trabajo que realizo es necesario dominarla, y nunca he abandonado del todo mi esperanza de un día convertirme en escritor. Por otra parte, hace más de un año pensé en la necesidad de estudiar el idioma inglés de una manera estructurada (que curiosamente involucraría también estudiar mi propio idioma, el español), pero hasta ahora no he puesto manos a la obra. Al mismo tiempo me doy cuenta de ciertas carencias que tienen que ver con los documentos que traduzco, conocimientos específicos de química analítica pues pudiera estar cometiendo errores más o menos serios con mucha frecuencia.

Durante el año que acaba de terminar escribí más de ochenta entradas en este blog, y pese a que fueron muchas más que en todos los años anteriores, quisiera que hubieran sido aún más numerosas, pero me resulta difícil pensar de una manera creativa y estructurar mis pensamientos para ponerlos en palabras, sobre todo evitando esos temas obsesivos como mis conflictos con otras personas que me han hecho daño, o que lo han intentado.

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