Hoy por la mañana pude hablar finalmente con Leticia a la unidad de Cruz Verde donde la conocí hace más de ocho años, donde me atendieron hace nueve días, el sábado 6 de mayo que me accidenté. Esta dama, que se acerca a los 46 años es otra de las mejores personas que he conocido en mi vida y a quien no he visto en seis años. Al hablar con ella de pronto me doy cuenta de que mi posición ante la vida está totalmente errada, pues pese a que ahora mis condiciones son muy buenas, no las disfruto ni les saco provecho por estar sumido en el resentimiento e invertir energía en vengarme de quienes me han hecho daño. Anoche escribí varios tweets refiriéndome a David, el remedo de Judas Iscariote que me pegó por la espalda hace 19 años e incluso puse su foto en uno de esos tweets (tomada de Linkedin) y revisé lo que he puesto sobre él en twitter en tiempos pasados y me di cuenta de que le he hecho mucho daño. Curiosamente, no sentí satisfacción por eso, si bien debo confesar que tampoco siento ningún pesar.
Lo mismo sucede con mi hermana Mónica y su esposo gringo. Si ese maricón me buscó en la red social Quora es porque lo que escribí sobre él y su esposa les perjudicó seriamente. Indudablemente tengo la capacidad de afectar a otras personas y no soy enemigo pequeño, pero hacer esto me mantiene en la misma senda de sufrimiento, mi existencia sigue en soledad, poco productiva pese a que ahora trabajo, con poca satisfacción, sin relaciones personales, sin amistades, sin pareja y sin una actividad creativa.
Le pedí a Leticia una cita y finalmente mañana temprano veré a esta bella dama. Más que hacer un recuento de lo que ha sucedido en los últimos años y hablar de mis conflictos con otras personas, deberé expresarle esta idea; deberé hablarle de la necesidad de superar un pasado de violencia y sufrimiento y de vivir un presente de actividad creativa, de relaciones productivas, de sanación, habrá que dejar el infierno atrás y comenzar a mirar hacia adelante.
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