lunes, 29 de mayo de 2017

Después de tres semanas de inactividad, intento recuperar el equilibrio


Hace tres semanas comenzó el periodo de incapacidad debido al accidente que sufrí dos días antes. Me ha llamado la atención mi incapacidad para hacer algo de provecho, e incluso para descansar y en los últimos días —tal vez debería decir hoy— me di cuenta de que ha faltado en mi vida diaria el trabajo (si bien justificadamente) y la actividad física (también justificadamente).

Mi bicicleta de carreras había estado vuelta hacia arriba sin las ruedas y hoy en la mañana decidí armarla. Le coloqué la rueda trasera y ante la imposibilidad de colocarle la rueda delantera (deforme por el golpazo que recibió) tomé la de la otra bicicleta, que dejé de usar a finales de octubre pasado y se la coloqué. Después fui a la tienda de bicicletas de mi amigo Hugo por el rumbo de Los Cubos y para mi sorpresa ese rin delantero sí puede repararse. Regresé a casa poco después de la una de la tarde y después de ingerir mi avena dormí un poco. Mi mascota Chora —perrita de unos tres años de edad que llegó a esta casa con su hija Clara en calidad de adoptivas hace ocho semanas— me despertó y bajé a la sala como a las 2:40 pm. Mi madre veía las noticias en la televisión y de pronto apareció una nota sobre el seguro social (IMSS). Recordé entonces que tenía que llamar a esa institución para hacer mi cita para el próximo jueves 1 de junio, último día de incapacidad y así lo hice. Le debo un favor a mi linda mascota.

Más tarde tomé mi monitor de ritmo cardiaco (nombre complicado, en otras latitudes se le conoce como pulsómetro) con su instructivo y finalmente logré ponerle la hora y la fecha. Después de esto subí a mi habitación y me puse mis prendas de ciclismo y coloqué el monitor en el manubrio de la bicicleta, y el sensor en el pecho. Entonces hice una sesión de pedaleo sobre rodillos de 50 minutos en la que sudé abundantemente y después de la cual sentí que mi vida estaba otra vez en equilibrio.

El socket de la ciclocomputadora se encuentra todavía en el centro del manubrio, pero no pienso volver a usar ese dispositivo, por las razones expresadas en la entrada anterior. Este periodo alejado del trabajo deberá servirme para identificar lo que está mal conmigo para modificar mi comportamiento y el modo como vivo.

Todavía estoy a tiempo y lo mejor está por venir.

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