miércoles, 2 de septiembre de 2015

Síndrome de Asperger, primera parte

No deseo hablar sobre el aspecto de la interacción social en el SA (síndrome de Asperger) porque no parezco encajar en sus características. Solamente quisiera mencionar que hay algo de mi infancia que recuerdo con mucha claridad. Cuando era un niño y hasta la pubertad, cuando me presentaban a una persona adulta en presencia de mi padre, yo bajaba la voz, desviaba la mirada y murmuraba palabras ininteligibles. Mi padre, ese mal individuo, me llamaba la atención y estaba siempre muy al pendiente de que yo no siguiera repitiendo esa conducta, que él consideraba extraña, inapropiada e inexplicable.

Durante muchos años pensé que se debía a que había padecido un tremendo maltrato desde mi muy temprana infancia  y eso había impedido que desarrollara la mínima autoestima y por tanto, que me avergonzara de mí mismo. Hasta este momento, no sé si estaba en lo correcto o si esta incapacidad de comportarme como se esperaba de mí en situaciones sociales, pudiera tener algo que ver con esta forma benigna de autismo, con el síndrome de Asperger.
 

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