lunes, 7 de septiembre de 2015

Una hermosa mujer en mi vida, llamémosle K

Ha pasado una semana durante la cual he tenido mucha comunicación con K, bella dama a la que conocí en una red social y que sucede que es psicóloga.

Necesito querer y que me quieran y así se lo he expresado a K. Le dije en una conversación telefónica


que quisiera poder tenderme con ella en el sofá de la sala de mi casa o en mi cama y abrazarla y platicar así muchas horas y dormir, e hice mucho énfasis en esta palabra, dormir. Ella me expresó con bastante sentido del humor que eso no sería satisfactorio y entonces pude preguntarle si haría el amor conmigo aclarándole que yo no le había expresado ese deseo porque no quería que pensara que eso era todo lo que yo buscaba en ella. El ejercicio de nuestra sexualidad sería parte de un todo. Me maravilló entonces la mentalidad de esta mujer tan hermosa y tuvimos sexo a distancia, expresando con toda claridad y de forma 100 por ciento explícita lo que quisiéramos hacer y sentir.
Estoy enamorado de K, en este momento es la mujer más hermosa del mundo.

Esto es un bello sentimiento que me inspira y me saca de mi soledad en buena medida, pero no pierdo de vista que mi realidad dificulta mucho que mi sueño de tener alguien a quien amar, se haga realidad. Estoy en una buena situación porque desde hace cuatro meses tengo empleo, pero no he planeado qué es lo que voy a hacer con mi vida y aparte de trabajar (quiero comentar que he tenido buen desempeño), no he hecho nada que no sea llenar las horas durante las que no duermo, de actividad improductiva para pasar el tiempo y matar el aburrimiento. Mi situación es buena, pero sigo aplazando mi responsabilidad mayor: trazar una trayectoria, plantearme un objetivo y perseguirlo.

Te amo, K.

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