El jueves de la semana pasada tuve una crisis y una de las cosas que hice fue formatear mi celular, válgase la expresión; debido a esto perdí una aplicación del banco en el que me depositan mi nómina y con el cual tengo también tarjeta de crédito y ahora no puedo volver a ponérsela, pues mi “dispositivo no es compatible” con laa versión. Bueno, nadie se muere por eso.
La semana que terminó ayer tuve más actividad física que de costumbre (que andaba por los suelos) y leí una novela de Eduardo Sacheri, El secreto de sus ojos. Esto fue particularmente importante porque me propuse leer más y comenzar a estudiar, y pasar menos tiempo metido en la red social twitter. El fin de semana fue bastante productivo, lavé ropa, limpie mi dormitorio y cambié el acomodo de los muebles e hice dos recorridos en mi bicicleta cannondale de aluminio, ya con cinco semanas de uso; sólo que el domingo se me rompió el asiento y eso me obligó a regresar a casa antes de lo previsto.
Después de almorzar salí rumbo a la librería Gandhi en busca de una novela para mi Osito Dormilón (mi mamá), La tejedora de sombras, del escritor mexicano Jorge Volpi, pero antes me dirigí al Mercado Libertad a comprar una película pirata, esa de El secreto de sus ojos que se basa en la novela homónima de Eduardo Sacheri, y cuando iba pasando por el comercio donde habitualmente compro el alimento de mi mascota e insumos para la casa como pasas, dátiles, nueces, ajo, edulcorante, etc., vi que pese a ser domingo estaba abierto y me bajé del camión y tuve que dirigirme a una sucursal del banco en el que tengo mi cuenta de nómina para disponer de efectivo, pues con lo que traía no me alcanzaba.
Después de esto me dirigí al mercado Libertad, mejor conocido como San Juan de Dios y el trayecto fue un verdadero fastidio por la cantidad de gente que deambulaba por las calles, zona peatonal. Al salir del mercado me dirigí a la Librería Gandhi donde solamente estuve el tiempo justo para recoger el libro de Volpi y regresé a casa, llegando poco después de las cuatro de la tarde.
Hoy siento cansancio físico (si bien no demasiado) y por alguna razón me siento aprehensivo y nervioso, como si fuera a ocurrirme algo malo o como si a alguien cercano a mí le hubiera pasado algo terrible, una tragedia, si bien reconozco que este tipo de sentimientos son parte de mi trastorno y de mi precaria salud mental.
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